Por César Sabogal
BOGOTA,  (AFP) – La reelección de Alvaro Uribe implica el respaldo popular a que continúe un pulso militar con las rebeldes FARC, pero también que el mandatario deberá abrir caminos en el mediano plazo a una negociación, estimaron analistas.

El director del semanario comunista Voz, Carlos Lozano, recordó que las encuestas que daban amplio favoritismo a Uribe también reflejaban que un 58% de los colombianos está a favor de que su gobierno pacte con las FARC.

«En las encuestas, quienes se pronunciaban a favor de Uribe también hablaban de paz, de diálogo humanitario. Su política de guerra fracasó porque él se comprometió a arrodillar a la guerrilla y cuatro años después no se ve eso. Él ha dicho que va a hacer una propuesta de paz, toca esperar a que la haga», enfatizó.

Alvaro Villarraga, director de la Fundación Cultura Democrática, dijo que en su segundo mandato «en cuanto a política de paz, Uribe tiene que cambiar el guión».

«Si bien la alta votación es un respaldo a su política de seguridad, también lo es que un alto porcentaje de electores están a favor de que se dé una negociación de paz», aseguró Villarraga, quien fue dirigente de la guerrilla maoísta del Ejército Popular de Liberación (EPL), que se desmovilizó a comienzos de los años noventa.

Villarraga recalcó que «Uribe como candidato adoptó un viraje hacia el entendimiento e hizo un ofrecimiento en torno a política de paz, pero en su discurso de celebración no hizo ninguna propuesta».

«Si el presidente habló en su discurso de interés en concertación, debería reconocer propuestas de paz de otros sectores, reactivar el Consejo Nacional de Paz, reconocer aspectos centrales que han insinuado las FARC y considerar propuestas de otros candidatos en el tema de paz», señaló.

Por su parte, Lozano estima que Uribe debe basar su política de paz más allá de que las FARC hagan «gestos unilaterales».

«Si la propuesta es de claudicación, será muy difícil, pero si es una propuesta que reconozca el conflicto y que ponga la solución en una negociación a lo mejor pueda funcionar», enfatizó.

En el mismo sentido, Fernando Giraldo, decano de ciencia política de la privada Universidad Javeriana, advierte que el ofrecimiento de Uribe de buscar un camino con las FARC pudo basarse en una hábil estrategia política para «neutralizar la bandera de la oposición, mucho más cercana a las FARC».

«Tratando de asegurar el triunfo, Uribe le quitó a la oposición una de las banderas y es el tema de la negociación. Él no dijo en qué condiciones y ahora, después del triunfo, puede decir que eran unas condiciones duras que hagan imposible la negociación», añadió Giraldo.

«En su discurso de triunfo, Uribe abandonó lo que había prometido en materia de paz y no quiso comprometerse porque no tiene claro el cómo», precisó.

Giraldo dijo que Uribe también tendrá la presión de las familias de los políticos secuestrados por las FARC, que este lunes dijeron que esperan que el presidente se «decida a negociar».

La agencia de noticias Anncol, cercana a los rebeldes, señaló este lunes que la victoria de Uribe «impone la continuidad de la guerra».

«Durante los cuatro años siguientes los colombianos debemos prepararnos (…) Elegir a Álvaro Uribe Vélez fue elegir la guerra, los asesinatos, masacres y desapariciones, apoyar la impunidad de grupos narco-paramilitares; es elegir y convertirse en cómplice del Terrorismo de Estado», concluyó.

La guerrilla marxista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) anticipó en febrero pasado que si Uribe resultaba reelecto no habría posibilidad de negociar la paz en los próximos cuatro años y se haría más difícil la suerte de los secuestrados.