La reelección, la tentación eterna de políticos RD

La reelección, la tentación eterna de políticos RD

Aunque la reelección presidencial aparece como uno de los puntos más oscuros y perniciosos de la historia republicana, por haber parido dictadores, crisis políticas y un tardío desarrollo democrático, la dirigencia política siempre sucumbe al coqueteo del continuismo, no importa que en el camino se castren liderazgos emergentes o se propicien rupturas.

El modelo continuista ha tenido tanto peso que, solo de 1966 a 2020, que incluye una etapa de transición democrática, República Dominicana ha tenido nada más siete presidentes. De esos, Joaquín Balaguer gobernó por dos largos períodos de 12 y 10 años, a través de la maquinaria del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), una organización que tras su muerte no ha podido volver a ser una opción de poder.

Balaguer, quien fue cercano colaborador del dictador Rafael Leonidas Trujillo, encarnó ese modelo mesiánico que retardó el fortalecimiento democrático en un país que, en cuatro años (1961-65), salió abruptamente de una brutal dictadura, vio abortar el gobierno democrático representado por el presidente Juan Bosch, que devino en la Revolución de Abril de 1965 y la segunda intervención militar de los Estados Unidos.

Doce años no parecían suficientes para el líder reformista, pues en 1978 se resistió, aunque sin éxito, a dejar el poder tras el triunfo de Antonio Guzmán Fernández, el candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).

Melanio Paredes: Margarita pondrá fin a frustración que vive el país

Caso de PRD

El PRD, que gobernó de 1978 a 1986, con Guzmán Fernández y Salvador Jorge Blanco, respectivamente, pagó el precio de las luchas de poder de sus principales facciones, permitiendo con ello el retorno de Balaguer, quien se mantuvo en el poder durante diez años con el fardo de viejas prácticas fraudulentas en los procesos electorales, y una Constitución que le permitía la reelección ilimitada.

Precisamente ese afán continuista provocó una crisis política en las elecciones generales de 1994, marcadas por las irregularidades detectadas en los resultados de las votaciones, en perjuicio del líder perredeísta José Francisco Peña Gómez.

Para solucionar el conflicto político se firmó el Pacto por la Democracia, mediante el cual se acortó a dos años el mandato de Balaguer, para realizar elecciones nuevamente en 1996, y se modificó la Constitución para eliminar la reelección consecutiva.

Ese parto político le abrió las puertas al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y a su candidato Leonel Fernández, quien alcanzó por primera vez el poder siendo prácticamente un desconocido para la mayoría de los votantes, pero con el empuje vertiginoso del denominado Frente Patriótico, representado por la alianza entre los otrora antagónicos PRSC y PLD.

De modo que su debut tuvo el telón de la reelección que, años más tarde, se convirtió en el motivo de su salida de esa organización política.

La intención de Hipólito

El PLD no logró retener el poder en el 2000, ya que el candidato presidencial del PRD, Hipólito Mejía, le ganó las elecciones a Danilo Medina, su principal contrincante.

Mejía, echando de lado los postulados antireelecionistas de Peña Gómez, en 2002 propició una nueva reforma constitucional para establecer la repostulación inmediata del presidente de la república por un período. Sus intenciones no dieron frutos; el PLD volvió al poder y se benefició del camino que fue allanado por Mejía.

PLD: luchas de poder y reelección

En 2004 Fernández gana otra vez la presidencia con la posibilidad de repostularse. Pero en 2010, a mitad de su segundo mandato consecutivo, lleva a cabo un ambicioso proyecto de reforma constitucional, que tocó nuevamente la reelección, pero esta vez de forma no consecutiva, con lo que quedaría habilitado para futuras postulaciones.

Esa reforma se convirtió en el muro de contención del presidente Medina, quien propició en 2015 otra reforma constitucional que le permitiera repostularse para un segundo mandato.

La lucha de poder entre ambos dirigentes políticos, y el afán reeleccionista del presidente Medina, que pretendía otra reforma constitucional para lograr un tercer mandato consecutivo, provocó la división del PLD tras la renuncia de Fernández, quien formó la Fuerza del Pueblo.