La reforma constitucional postergada

La reforma constitucional postergada

MILAGROS ORTIZ BOSCH
Ahora que se habla de reforma constitucional recuerdo que con el decreto 410-01 del 21 de marzo del 2001 el presidente Hipólito Mejía creó una «comisión especial» para consensuar la reforma constitucional que, en su calidad de Jefe de Estado, sometería al Congreso Nacional.

El decreto designó a monseñor Agripino Núñez Collado coordinador del proceso esfuerzo que involucró a la iglesia católica, la iglesia evangélica., la Suprema Corte de Justicia, los expresidentes, la Junta Central Electoral, al Consejo de la Unidad Sindical, al Conep, Anje, Finjus, Participación Ciudadana, los estudiantes, las mujeres, las fundaciones, las universidades, los más destacados juristas del país  y a los partidos políticos.

El l3 de agosto de ese mismo año Monseñor Agripino Núñez Collado, entregó al Presidente Mejia el resultado de cinco meses de trabajo en que se involucró el sistema político dominicano y la sociedad civil. En ausencia del mandatario nos correspondió remitir el proyecto al Congreso Nacional.

Los ideólogos de la reelección se las arreglaron para hacer otra reforma; cambio que iba a producir fraccionamiento dentro del PRD, que afectó el compromiso del presidente, lesionando además, las relaciones entre el sector liberal de la sociedad dominicana y el Partido Revolucionario Dominicano.

Ahora que volvemos a hablar de reforma constitucional sería oportuno que las mayorías congresionales, elegidas en las boletas blancas, tomaran como instrumento de concertación la iniciativa de reforma constitucional propuesta por Hipólito Mejía que coordinó Monseñor Núñez Collado.

En la memoria política sobrevive el concepto de aplicar a los  partidos el proceso marxista de crítica y autocrítica (que por cierto casi nunca aplicaron), pero para los socialdemócratas rectificar con acciones es coherente con la visión de la democracia que defendemos.

Como organización política los peredeistas deberíamos retomar ese consenso de reforma constitucional, que iniciamos e interrumpimos, haciendo realidad el compromiso del gobierno con la sociedad dominicana, reconociendo el esfuerzo de esta propuesta y comunicando de paso, al país, que somos capaces de reorientar el rumbo.

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