La reforma de inmigración: ¡lo que ellos saben y quieren esconder!

La reforma de inmigración: ¡lo que ellos saben y quieren esconder!

Estuve en Washington hace un par de semanas y los temas de conversación obligados en los mentideros políticos  son tres:  reforma a la ley de control de armas, matrimonio de los homosexuales y la reforma al sistema de inmigración.

Los republicanos les huyen a las reformas del sistema de inmigración como el diablo a la cruz y, es lógico que así sea, pues si pasan la ley, cavarían sus propias tumbas y, si se oponen, la cavarían  también. Simplemente no existen ganancias políticas y, eso es lo único que importa y mueve las acciones políticas de ellos en la colina del Capitolio.

La ley pendiente en el Congreso transformará el mapa político por generaciones o más.  De aquí a una década se incorporarán más de once millones de nuevos votantes hispanos y si la tendencia de esos votantes se inclinan en la proporción de las últimas elecciones (71% demócratas -26% republicanos) habrá una bonanza para nosotros y afectaría hasta los enclaves que los republicanos creen seguros ahora.

Once millones de votos nuevos hispanos son casi equivalente a los votantes de Ohio, el estado número siete en volumen de votos en la nación. Por ejemplo, si esos once millones de personas teóricamente hubiesen  votado ahora: Los estados de Florida, Colorado y Nevada que fueron ganados por los demócratas por estrecho margen, se hubiesen ganado holgadamente. Según un análisis del centro de investigación Pew Research Center, Romney hubiese perdido por 7% del voto popular y no por el margen de 4% cómo perdió.

Así pues, la única alternativa republicana es pasar la ley y emprender una campaña vigorosa para recuperar el voto latino. Todavía más, Steve Schmidt, analista republicano y consejero principal de McCain en el 2008, dice,  “si no hacemos nada para obtener el voto latino, el partido republicano va a desaparecer como opción política”.

Los demócratas no debemos descuidarnos y dormirnos en los laureles, tenemos que trabajar duro, cuando esos once millones de latinos obtengan su ciudadanía, rápidamente debemos registrarlos en el partido y comprometerlos.

La experiencia demuestra  que tan pronto son ciudadanos, se descuidan, pues simplemente no tienen tradición  de votar y se podrían  perderse esos votos. Eso lo tenemos que hacer principalmente en estados que ganamos por estrecho margen, como Florida y Nevada.

Otra posibilidad que tenemos, según el periódico Político, es recortar el margen de la victoria en los estados que nos están ganando ahora. Por ejemplo,  existen tres estados que Romney ganó por un margen menor que el número de indocumentados de esos estados, como es el caso de Texas, Arizona y Georgia.

En el primero, Romney ganó por 1.3 millones de votos; en el segundo por 212,000 votos y en el tercero por 308,000 votos; sin embargo, los indocumentados en esos tres estados son: 1.65 millones, 400,000 mil y 425,000, respectivamente.

Así pues, que si de aquí a diez años  esos emigrantes se naturalizan y ejercen sus derechos al voto, por lo menos esa diferencia de la victoria republicana se estrecharía sustancialmente. Eso, sin tomar en cuenta que la población hispana es la de más rápido crecimiento en esos estados. Y quién sabe, a lo mejor podríamos  hasta ganar uno de ellos.

Aquí en la República Dominicana también haremos nuestros esfuerzos. En el país tenemos registrado más de 3,000 demócratas, el dinámico presidente del partido Roque Rodríguez y su vice María Elena O’rourke tienen planes ambiciosos; van a peinar el país  y registrar 3,000 ciudadanos estadounidenses por año, o sea  3,000 todos los años, hasta completar 9,000 nuevos miembros para las elecciones presidenciales del 2016.  Eso sería un logro extraordinario, pues sería el crecimiento más relevante experimentado por un país del grupo de “Democrats Abroad ” que está organizado en más de 50 países.

Así pues, prevenir su propio entierro es la verdadera razón de los republicanos para oponerse a las reformas del sistema de inmigración. El problema de ellos es el tiempo, eso no lo detiene nada ni nadie. Mañana, pasado mañana o cuando sea, esas masas de votos hispanos van a votar, y cuando voten  no lo harán por ellos, lo harán por nosotros, y de eso, ellos no quieren ni hablar;  y cuando alguien les  toca  el tema  de las reformas de inmigracion “entran en estado de depresión colectiva.

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