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Desde las primeras décadas del pasado siglo 20, aquí, y en el resto de países de la América Española y el Caribe, vienen teniendo lugar tentativas de reforma de los sistemas de instituciones de educación superior con el fin de que los ciudadanos de esas naciones disfruten de iguales oportunidades de acceso a los mismos Se ha pretendido que la educación superior se transforme en una herramienta de promoción con vistas a ampliar las posibilidades de organizar una sociedad latinoamericana y caribeña más justa, más solidaria y más humana. Ha ido creciendo el consenso de que los egresados de las universidades y de los institutos técnicos superiores posean los conocimientos y las destrezas necesarias para prosperar en un mundo globalizado de mercados abiertos a la competencia internacional.
En la República Dominicana en particular, el inadecuado acceso a la educación superior de mucho más de la mitad de sus habitantes está limitando las posibilidades del país hacia un desarrollo sostenido. Las estadísticas oficiales indican que cerca de la mitad de nuestros pobladores vive en condiciones de pobreza, y que una alta proporción de los que así vive lo hace en medio de grandes carencias. En esas condiciones, las cuales difícilmente variarán de manera significativa en los próximos años, se hace necesario un aumento considerable de las inversiones en la educación superior pública y en la ayuda económica que se le brinda a la privada.
El Presupuesto General del Estado Dominicano del año en curso asciende a la suma de RD$921, 810,546, 351 millones de pesos. En el mismo se contempla un aumento de solo RD$500 millones de pesos en favor de la Pontificia y Real Universidad Autónoma de Santo Domingo. La Universidad estatal continuará manejando un presupuesto equivalente a menos de la quinta parte del establecido en la ley 5778 sobre Autonomía Universitaria y en la 139-01 de Educación Superior, Ciencia y Tecnología.
La UASD enfrenta los desafíos de fortalecer la docencia, ampliar las labores de investigación, adquirir más y mejores equipos de laboratorio y de alta tecnología, completar el programa de ampliación y mejora de sus instalaciones físicas y profundizar su accionar como instrumento de realización de las aspiraciones colectivas. Para encararlos con éxito, la UASD deberá de recibir de parte del gobierno del presidente Danilo Medina y de los que los sucedan el presupuesto que les otorgan las leyes al respecto. No resulta fácil el manejo eficiente de una Universidad como la Pontificia y Real Universidad Autónoma de Santo Domingo de más de 200 mil estudiantes, con una oferta curricular de 119 carreras y presente en 19 de las 32 provincias del país. De las más de 40 instituciones de educación superior que tiene el país, sólo cuatro, incluyendo la UASD, figuran en el ranking de las mejores Casas de Altos Estudios de la América Española y el Caribe. A pesar del decir de algunos que otros deslenguados, para una persona toparse con una universidad como la UASD, es mucho los caminos de América que tendrá que recorrer.
La conclusión que se deriva de lo expuesto por nosotros en relación con los problemas que confronta la UASD debido a la falta de recursos y a la negativa o imposibilidad de los gobiernos de proporcionárselos, es que no hay manera de que se pueda satisfacer todas las necesidades de financiamiento de una institución de educación superior de un país en vía de desarrollo y que al mismo tiempo sirva para mejorar su calidad y pertinencia. Son muchos los especialistas en la materia que ponen en duda que los recursos financieros necesarios para asegurar el desarrollo de determinado nivel educativo puedan ser estimados a través de métodos que permitan proyectar la demanda a partir de un comportamiento previsible de determinadas variables. Volveremos sobre el tema.