MIRIAM DÍAZ SANTANA
Con la puesta en ejecución del Plan Decenal de Educación se previó la creación de un Sistema Nacional de Medición y Evaluación, mediante el cual se daría seguimiento al proceso y los resultados.
La verdad es que, como siempre sucede, eso no se hizo o se hizo a medias y el sistema, sumido en un febril activismo, presionado por los préstamos y exigencias de los organismos internacionales financiadores y por los miles de problemas que se quería resolver al mismo tiempo, no dispuso del tiempo ni de la voluntad para crear las bases de información que debe acompañar a toda planificación.
Una de las características de los sistemas con bajo nivel de desarrollo es la precariedad de las informaciones estadísticas y la ausencia de una periódica medición de los resultados. Está comprobado que la responsabilidad por los resultados es uno de los elementos que diferencian a las buenas y a las malas escuelas y sistemas educativos. Para eso se requiere de un sistema de información eficiente.
La disponibilidad de estadísticas detalladas, completas, confiables y oportunas ha sido una misión imposible en el sistema educativo dominicano. El sector educación superior ha seguido el mismo camino. Un país con 40 centros de estudios superiores no es capaz de disponer de estadísticas tan simples como cantidad de estudiantes y de egresados por año y por carrera.
En la República Dominicana, la precariedad de las estadísticas educativas ha sido una enfermedad permanente, con breves períodos de mejoría. Todas las autoridades educativas prometen que van a resolver el problema y no son pocos los programas de asistencia y cooperación internacional que se han ejecutado, en el área se la planificación y la estadística educativa.
Al término del período para el que fue diseñado el Plan Decenal, las autoridades educativas, encabezadas entonces por la doctora Milagros Ortiz Bosch, decidieron iniciar el diseño del Plan de Desarrollo de la Educación 2003-2012, como una forma de darle continuidad a la reforma educativa.
El documento Situación de la Educación Dominicana, Tomo I, publicado por la SEE en el 2003, recoge informaciones que permiten comparar la realidad educativa al final del periodo del Plan Decenal y, aunque no es una evaluación en el sentido estricto de la palabra, es la mejor fuente de información para pasar revista al proceso, fundamentándonos en informaciones oficiales que, aunque recogidas en forma fraccionada y con muchas dificultades, hay que suponerle un alto grado de veracidad. Vale señalar que las estadísticas contenidas en este documento, correspondientes al año escolar 2001-2002 (algunas más antiguas) son las últimas disponibles.
¿EDUCACION PARA TODOS?
El Plan Decenal de Educación, siguiendo los acuerdos de la Conferencia Mundial Educación para Todos, se propuso las siguientes metas:
1. Al finalizar el período del Plan Decenal de Educación, todo niño dominicano entre seis y quince años asistirá a la escuela durante todo el curso lectivo.
2. Se ofrecerá un año de educación preescolar obligatorio.
3. El analfabetismo de los menores de 30 años se reducirá drásticamente en los próximos diez años.
4. Se crearán nuevos centros de educación comunitaria.
De acuerdo a los datos consignados en el documento citado, la tasa neta de asistencia a la escuela primaria en el 2002, año de finalización del Plan Decenal, había alcanzado el 93.9%. Al inicio del Plan Decenal, diez años antes, era de 90%. Esto significa un crecimiento de casi 4% en los diez años, lo cual podría exhibirse como positivo, pero no cumple con la meta, porque todavía cerca de 100 mil niños, con edades entre los 6 y 13 años, no asisten a la escuela primaria.
La cantidad de alumnos que acoge la escuela primaria en el país ha aumentado considerablemente en los últimos años. Así, entre el 1997 y el 2002 este nivel creció un 24%. La tasa bruta de escolaridad de primaria para el 2002 era de 110%, fenómeno que se debe a la alta cantidad de niños que se encuentra fuera de la edad correspondiente, principalmente en sobreedad.
La escolaridad en la zona rural está muy por debajo de la zona urbana, esto se explica principalmente por una deficiencia de la infraestructura escolar que discrimina a los habitantes rurales. El 51% de las escuelas del país sólo llega hasta el 5to. Grado, situación que afecta principalmente a la zona rural. La inequidad por género prácticamente ha desaparecido en el país y más bien las hembras están superando a los varones en secundaria y universitaria.
El nivel preescolar, establecido como obligatorio a partir de la promulgación de la Ley General de Educación en 1997, ha crecido de manera consistente, pero todavía no alcanza la universalidad, situación que perjudica a los niños de las familias de menores ingresos y de la zona rural. La meta de establecer un año de preescolar obligatorio puede afirmarse que presenta un alto grado de cumplimiento. Al 2001 había alcanzado una tasa bruta de 79%.
La tasa neta de asistencia al nivel secundario era al 2002 de 27.6% y la bruta de 53.3%. Al inicio del Plan Decenal era de 42%. La escuela secundaria ha aumentado considerablemente la cantidad de alumnos, una gran parte de ellos en sobreedad. Sin embargo, la desprotección estatal, parece haber agravado el problema de calidad, a juzgar por la preparación que tienen los bachilleres que están llegando a las universidades, situación expresada dramáticamente en las pruebas nacionales.
La educación técnica sigue representando una exigua minoría en la educación media dominicana, en un país en el que todos los estudios demuestran que se necesitan más técnicos y que la opción del bachillerato general teórico no es la mejor para una población empobrecida que necesita integrarse tempranamente al trabajo. Al 2002, la matrícula de la educación técnica media era del 4.4% del total del nivel medio.
En cuanto a la meta de reducir drásticamente el analfabetismo de los menores de 30 años, no dudamos que se haya logrado avances, aunque la cantidad de niños que todavía no asiste a la escuela dificulta el logro de esta meta. El Censo Nacional 2002 presenta una tasa de analfabetismo de 17.8 % para la población de 5 años y más. No se cuenta con datos segmentados para la población menos de 30 años como planteó el Plan Decenal.
ASISTEN MAS ALUMNOS PERO NO APRENDEN
Uno de los temas que suscitó más reflexiones y análisis en la elaboración del Plan Decenal fue el problema del aprendizaje. Múltiples teorías fueron presentadas y discutidas sobre las razones por las que no se lograban los objetivos del aprendizaje. Finalmente, una reforma curricular cuyo diseño se tomó más de dos años, fue presentada al país como la estrella de la reforma y en ella se volcaron las esperanzas de mejorar los resultados educativos.
A la fecha de elaboración del informe Situación de la Educación Dominicana, se estimó que la reforma curricular se había puesto en ejecución en un 95% en el nivel básico y en menor proporción en el nivel medio; pero ¿con cuáles resultados? Citemos el documento:
«La generalidad de los maestros no planifica el proceso de aprendizaje de sus estudiantes. En los casos en que se realiza existe poca coherencia entre lo planificado y lo ejecutado, y entre esta planificación y las orientaciones del currículo vigente en cuanto a los tipos de propósitos que se plantea, los contenidos a desarrollar y las estrategias a utilizar.»
El mismo documento agrega: «Respecto al manejo de los contenidos se evidencia:
· Poco dominio de contenido de Matemáticas y Lengua Española.
· Poco dominio de los enfoques curriculares de las áreas.
· Desarrollo casi exclusivo de contenidos conceptuales y aparecen muy poco los propósitos para desarrollar contenidos procedimentales, actitudinales y valorativos.
· Poca o ninguna apropiación comprensiva y crítica del currículo vigente por parte de la mayoría de los profesores.
El documento citado se refiere también a los resultados de las pruebas nacionales y del Primer Estudio Comparativo Internacional sobre el lenguaje, las matemáticas y factores asociados, aplicado a alumnos del tercer y cuarto grado de primaria. Algunas de las afirmaciones contenidas en el documento son las siguientes:
· Los niveles de dominio de los estudiantes que tomaron las Pruebas Nacionales en la primera convocatoria del 2001, en sentido general, son bajos, con la excepción de la Lengua Española de 8vo. Grado y adultos.
· Los estudiantes de la educación media presentan desempeño bajo en todas las asignaturas y, de manera notoria en el área de Ciencias Naturales. Sólo el 1.3% de los y las estudiantes alcanzó un promedio igual o mayor de 70 puntos.
· Los datos muestran que, en general, no ha habido una mejoría en los resultados y por lo tanto el nivel de rendimiento de los estudiantes es insuficiente.
· Los resultados de los dos estudios comparativos internacionales muestran que «Los niños y niñas dominicanos se sitúan en el penúltimo y último lugar en el caso del lenguaje y antepenúltimo lugar para las matemáticas de ambos cursos evaluados.»
Los datos que citamos proceden de un documento oficial y son tan contundentes que deberían mover a las autoridades a declarar un ESTADO DE EMERGENCIA DEL SISTEMA EDUCATIVO.
UN SISTEMA QUE TRABAJA PERO NO LOGRA RESULTADOS
Una de las mayores preocupaciones que motiva la reforma educativa de los noventa es la comprobación, por todos los medios disponibles, de que una gran cantidad de los alumnos que asisten a las escuelas no alcanzan un nivel de aprendizaje satisfactorio. Desafortunadamente, en todas las mediciones internacionales la República Dominicana queda por debajo, aún de países con niveles socioeconómicos semejantes a los nuestros.
Muchas son las posibles explicaciones que se han debatido en torno a este fundamental problema. La mayoría de las explicaciones se refieren al currículo, la preparación magisterial, los medios educativos y la cantidad de horas de clases. De ahí que el Plan Decenal se planteó las siguientes metas:
· Para el 1996 el curso lectivo tendrá 42 semanas de 5 días, de 5 horas mínimas por día.
· Todos los estudiantes se someterán a pruebas nacionales al final de cada ciclo en las que tendrán que demostrar que poseen la preparación correspondiente al nivel.
· Implantación de un nuevo currículo en todos los grados de la educación básica y media, nuevos libros de texto y guías para el maestro, que fomenten el gusto por aprender.
· Antes de terminar el Plan Decenal, el recurso de la informática educativa y la enseñanza de la ecología serán de uso corriente.
· El maestro llegará a ser en el período del Plan un funcionario que gozará del grado de profesionalización necesario, con salarios comparables a los que paga el sector privado a profesionales de otras áreas con niveles equivalentes de formación.
· Con antelación a las fechas fijadas para la vigencia de los nuevos libros de texto, los maestros habrán sido capacitados en su utilización y en las respectivas guías.
Quienes han dado seguimiento a la ejecución de la reforma educativa han sido testigos de que los principales actores del sistema: maestros, directores, autoridades que se han sucedido desde el inicio del Plan Decenal, se han empeñado en cumplir con las acciones comprometidas, sobre todo aquellas que fueron contempladas en los proyectos con financiamiento externo.
LA REFORMA CURRICULAR
La reforma curricular se puso en ejecución, junto al entrenamiento profesoral correspondiente. La profesionalización magisterial adquirió tanto dinamismo que, hace varios años, la educación es la carrera más numerosa del país, sobrepasando en el 2003 los 56 mil estudiantes, la gran mayoría de ellos en el nivel de grado.
Si a esto se suma la enorme cantidad de cursos que han tenido que tomar los maestros para entrenarse en las nuevas metodologías y contenidos, hay que convenir en que han estado tan ocupados que no es de extrañar que no hayan podido disponer de tiempo para detenerse a pensar en las razones por las que los resultados educativos están muy lejos de lo esperado.
Sobre este particular, el documento Situación de la Educación Dominicana establece que «la generalidad de los maestros no planifica el proceso de aprendizaje de sus estudiantes. En los casos en que se realiza, existe poca coherencia entre lo planificado y lo ejecutado, y entre esta planificación y las orientaciones del currículo vigente en cuanto a los tipos de propósitos que se plantea, los contenidos a desarrollar y las estrategias a utilizar.
El mismo documento establece que los docentes presentan poco dominio de los contenidos de Matemática y Lengua Española; poco dominio de los enfoques curriculares de las áreas; desarrollo casi exclusivo de contenidos conceptuales y aparecen muy poco los propósitos para desarrollar contenidos procedimentales, actitudinales y valorativos.
El mismo documento, elaborado por técnicos de la Secretaría de Educación, concluye que los profesores tienen poco o ninguna apropiación comprensiva y crítica del currículo vigente. La afirmación siguiente es tan grave que parece mentira que el sistema siga funcionando tranquilamente:
«En el aula ocurren hechos y fenómenos que no tienen relación con los principios y lineamientos fundamentales del currículo. Parecería que éste aporta marcos muy generales y carece de especificidades que faciliten su concreción y aplicación en el aula. Las dificultades que confrontan los docentes podrían indicar cierta distancia entre las demandas educativas del inicio del plan y los aportes del currículo vigente. En el aula un considerable número de profesores muestran inseguridad y poca claridad sobre el sentido, la naturaleza y las lógicas del currículo que debería aplicar en el nivel, modalidad o subsistema en el que trabaja.»
Con esta autoevaluación tan negativa, las autoridades educativas no pueden seguir adelante, ignorando esa realidad, mientras en el aula, ni los alumnos ni los maestros están aprendiendo, de acuerdo a lo afirmado.
10 MILLONES DE LIBROS GRATIS
Con los préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo y del Banco Mundial, el sistema educativo ha dispuesto de los recursos didácticos en cantidad suficiente para haber producido mejores resultados. Los libros de texto acordes con el nuevo currículo fueron elaborados por profesionales calificados y validados por técnicos no menos calificados de la Secretaría. En los últimos años, la educación pública ha dispuesto de 10 millones de libros de texto cada año, para una relación de cuatro textos por estudiantes, los cuales se entregan gratuitamente. A esto se suman las guías para los maestros, mapas y otros recursos didácticos.
Se han instalado laboratorios de informática en 400 centros docentes para el uso de profesores y estudiantes y se han impartido cursos de entrenamiento para el uso de los equipos. Sin embargo, el documento citado señala serias limitaciones en el uso de esos recursos, el conocimiento de los docentes de cómo utilizarlos para apoyar los procesos de aprendizajes y la escasa participación y apropiación de las tecnologías de la información para el proceso enseñanza-aprendizaje.
POCO TIEMPO EN LAS AULAS
Uno de los problemas claramente identificados de la educación dominicana, más acentuado en las escuelas públicas, es que tenemos un horario docente muy por debajo de lo que se recomienda y se usa en los países con mayores niveles educativos.
La mayoría de las escuelas públicas ofrecen una tanda de 8 a 12 en la mañana y otra de 2 a 5:30 de la tarde. A este reducido horario hay que restar las suspensiones y tardanzas que constantemente se producen. El documento citado dice que un número determinado de centros inician después de las 8 a.m. y terminan antes de las 12 y lo mismo ocurre en las tardes, donde el horario es aún más reducido.
Por otro lado, las 42 semanas de clase que se propuso como meta, no ha sido posible cumplirlas, porque las condiciones de la educación pública no permiten exigirles más a los maestros, además de que parte de los períodos vacacionales está siendo usado para capacitación docente.
Para cumplir con el horario de 5 horas que se planteó en el Plan Decenal, habría que casi duplicar la cantidad de escuelas, aulas y maestros, porque sencillamente, las horas del día no dan para dos tandas de 5 horas, más el obligado descanso, en un sistema donde más del 70% de los maestros trabaja dos tandas, además de que violaría las disposiciones del Código de Trabajo sobre la jornada laboral. A esta imposibilidad hay que agregar que muchas escuelas son usadas también en la tanda de la noche para la educación de adultos.
De todas las formas que se calcule, la permanencia de los alumnos en la escuela por el tiempo que actualmente se recomienda, significará una inversión muy grande que no parece estar en la agenda de ningún gobierno.
INFRAESTRUCTURA FISICA
De acuerdo al documento Situación de la Educación, al 2003 el país contaba con 25,256 aulas propias, 152 alquiladas y 473 prestadas, para un total de 25,881 aulas. Una parte no determinada de estas aulas fue construida o reparada en el período que cubrió el Plan Decenal y con recursos de préstamos internacionales.
La infraestructura física de la educación ha mejorado sustancialmente como resultado de una fuerte inversión y esfuerzo de las autoridades, pero todo indica que estamos muy lejos de satisfacer la demanda. Son frecuentes las denuncias, incluyendo patéticas fotografías, en la prensa, sobre las condiciones de precariedad en que se imparte docencia en diferentes lugares del país. A esto hay que sumar la sobrepoblación de muchas escuelas en las grandes ciudades.
Si se calculan los cerca de 100 mil niños que todavía no asisten a la escuela, los que desertan, el obligado aumento de la cobertura de la educación secundaria y el necesario establecimiento de una jornada escolar más larga, la cantidad de escuelas y aulas por construir adquiere grandes proporciones. Como los gobiernos recurren principalmente a préstamos extranjeros para esta necesidad, habría que augurar un aumento sustancial de de la deuda externa para cubrir estos déficits.
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La autora es socióloga, con Maestría en educación y ha realizado numerosas investigaciones en el área educación.