La Reforma espera lleguen ayudas fueron prometidas

La Reforma espera lleguen ayudas fueron prometidas

POR CARMEN MATOS
LA REFORMA, Villa Riva.-
Helicópteros cargados con ayudas sobrevuelan esta localidad del Bajo Yuna, en el extremo oriental de la provincia Duarte. Sin embargo, las entregas no han alcanzado a la señora Eugenia Torres, de 63 años de edad, a pesar de que las aguas arrastraron su casucha y todas sus pertenencias.

El lamento es el mismo de unos 400 moradores de la rivera del río Yuna, donde la crecida cobró la vida de decenas de personas que aún no han sido contabilizadas, mientras crece la  incertidumbre por el destino de otros tantos desaparecidos.

Todo está cubierto en fango, incluyendo a los niños que corretean de un lado a otro, desenterrando restos de juguetes de entre los escombros. A penas comienza a resurgir el verde del pasto y de los arbustos que también quedaron sepultados.

“Nos dejaron abandonados”, exclamó la mujer oriunda de Hatillo, San Cristóbal, mientras extendía los brazos al cielo sobre el terreno que ocupaba su vivienda en el paraje Palma Sola, del municipio Arenoso. A su lado, escuchaba el marido, Celestino Mercedes, que se dedica a la pesca.

La pareja, es beneficiaria de uno de los 168 apartamentos del complejo habitacional Villa Progreso, que inauguró el presidente Leonel Fernández el pasado primero de septiembre por un costo superior a los RD$109 millones.

No obstante, los edificios, que fueron construidos para reubicar a las familias que viven en la margen del río, se mantienen desocupados, porque los “inquilinos”, que tienen incluso sus llaves, no han sido alojados todavía.

“Si viviéramos ahí quizás se hubiera evitado esta tragedia”, razonó Torres, mientras señalaba el torrente del río que atraviesa la parte trasera de su “solar” y desde donde se observan los terrenos, en que había miles de tareas de arroz y otros frutos menores que todavía permanecen sepultadas.

En ese sentido, los lugareños aseguran que una gran mayoría de las víctimas son obreros haitianos que se dedicaban a las labores agrícolas de la zona.

El desastre golpeó de igual forma a la comunidad de La Reforma, a unos pocos metros, donde las copiosas casuchas de madera no pudieron resistir la entrada de los ríos Caballo y Yuna, que atacaron simultáneamente a las comunidades.

Grecia Agramonte recordó que esperaba que se sancocharan unas auyamas, cerca de la 1:00 de la tarde, cuando le sorprendió el río en la cocina y arrastró su caldero del fogón.

El susto, dijo, le provocó un leve desmayo, por lo que tuvo que ser asistida por uno de sus tres hijos hasta llegar a la Escuela Primaria La Reforma donde duerme con su familia desde el pasado lunes 29.

El plantel, que está en construcción desde el año 2000, alberga además a otras diez familias cuyas viviendas fueron derribadas por las aguas.

Los casi  cinco mil habitantes de aquí sobreviven por la solidaridad de sus vecinos y de pequeños empresarios de la zona, ya que no han llegado donativos suficientes para suplir la demanda de colchones, ropa y alimentos.

Faltan albergues

El desamparo de las comunidades de Arenoso y La Reforma, incluye además una carencia de albergues que obliga a cientos de  afectados a guarecerse en casa de vecinos y familiares.

 La situación es tal que en una  casa se reúnen hasta tres familias que comparten las mismas penurias y precariedades.

Los vecinos se quejan de que  las ayudas se están entregando en las mismas áreas afectadas, dejando de lado a otras muchas.

Así lo afirmó Jesús Valdez, quien propuso que las entregas se hagan  puerta por puerta, ya que “todos estamos  damnificados”.

Situación general

Sólo se ha reportado oficialmente la muerte de dos personas, entre ellas un cura, aunque se han encontrado decenas de cadáveres.

Otra incierta cantidad de personas permanecen reportadas como desaparecidas.

Miles de tareas de cultivos y de cabezas de ganado fueron arrastradas por las aguas del río Yuna, que tampoco han sido contabilizadas.

Unas 300 personas están refugiadas en casas de vecinos y particulares.

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