Cualquier cálculo que se haga dice que el escenario del subsidio eléctrico, petróleo subiendo y bajando, y los tipos de interés en alza, representa un serio problema para la sostenibilidad de la deuda consolidada. Se debe mucho, quince puntos porcentuales del PIB más que la media Latinoamericana.
Y la tendencia es a aumentar con el déficit fiscal estructural, porque por el lado del gasto existe poco grado de libertad, sin intereses equivales a 15% del PIB en el presupuesto de 2017. Y los desastres naturales pusieron en evidencia que no hay espacio para políticas contra cíclicas, sin que la deuda entre en una senda de insostenibilidad. Llegó el momento del hartazgo y ruptura, las finanzas públicas deben sanearse con una reforma fiscal integral que mejore la eficiencia y equidad de la recaudación, y simplifique la estructura tributaria.
Como lo ha repetido el FMI, la recaudación debe aumentar para bajar la deuda en quince puntos porcentuales. Las tasas pueden ser la misma eliminando el modelo de que los que menos ganan tributen por los ricos. Revisando las exenciones para ampliar las bases imponibles de los impuestos. El gasto tributario de este año, que estimado en 6.4% del PIB, debe revisarse en base al análisis beneficio-costo, para apartar la exención que se justifica de la que ya carece de sentido.
Si se elimina la mitad y los contribuyentes mantienen su patrón de cumplimiento fiscal, la recaudación podría aumentar en RD$116 mil millones, un 3% del PIB. Si fuera la cuarta parte adicionalmente ingresaría RD$58 mil millones, 1.5% del PIB.
La reforma fiscal debe crear las condiciones legales para que la DGII continúe luchando contra el fraude, evasión y elusión fiscal. Se reconoce el avance logrado en la lucha contra el lavado de dinero, lo atestigua la recaudación adicional, la meta debe ser que los indicadores se comparen con cifras de países desarrollados de la OCDE.
Lo que requiere eliminar del Código Tributario, puesto en vigencia hace veintisiete años, agujeros legales y mecanismos usados por evasores, detectados por la DGII, y resquicios para la elusión fiscal, aunque aceptada por legal, es ingeniería de corporaciones extranjeras (principalmente) para minimizar fiscalidad. Es necesario conocer más detalles de sus actividades y pago de impuestos, la verdad debe ser dicha, las informaciones cuadradas que suministran hacen difícil medir el verdadero tamaño de la elusión fiscal.
Aunque reconozco que no es fácil aclarar el complicado mundo en que se mueven, el esfuerzo debe hacerse en la reforma fiscal integral. Información que cobra más importancia con la reforma fiscal que intenta Trump, quiere reducir los impuestos a las empresas de 35% a 15%, la mayor rebaja de la historia de ese país, con un impuesto competitivo para las que repatrien beneficios del extranjero.
Lo hicieron Reagan y Bush padre, la historia nos dice que fueron incentivos para que las empresas extranjeras perfeccionaran su ingeniería. Ahora podría ser igual. Además, hay que cuidar la interconexión, si ahora no reaccionamos, si no hacemos la reforma fiscal integral que necesita la economía, por los resquicios legales del Código Tributario las multinacionales podrían vernos como una tierra del “laissez faire, laisser passer fiscal”, para salir por puertas traseras. Hay que cerrárselas.