La Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, que instituye la Ley 1-12 de enero de 2012, manda la conformación de tres pactos nacionales: el educativo, el eléctrico y el fiscal. Todos sabemos lo traumático que fue conformar los dos primeros: el pacto educativo y el pacto eléctrico. Sin embargo, el pacto fiscal aun duerme el sueño de los justos.
En términos, históricos, a los gobiernos del presidente Danilo Medina, correspondía realizar las transformaciones estructurales del Estado nacional para responder a los anhelos de desarrollo y bienestar de la sociedad, ante el agotamiento, de la última ola de reformas, que habían sido emprendidas en la segunda mitad de la década del 1990. Sin embargo, las mismas no fueron realizadas.
Falencia que se evidencian hoy día, en la fragilidad de la gobernabilidad actual que presenta aspectos en lo político, por ejemplo, de un grave problema de democracia efectiva y real, pasando por lo económico, con la inestabilidad fiscal, llegando a lo sistémico, porque se convirtió al Estado, en la suma de los pareceres individuales de funcionarios, acarreando un universo de problemas distópicos a esta sociedad.
Hoy es imposible para un gobierno, avocarse a la construcción de su propia agenda nacional, de espalda a las demandas, que generan las necesidades sociales. Por lo que toma mucha importancia, la observación de la relación gobierno-sociedad, para la construcción, de una verdadera agenda nacional. Sin embargo, hemos de estar contestes, de que el momento se complica, porque, de las previsiones del Fondo Monetario Internacional, en su informe de esta semana, se desprende caídas moderadas, dentro de la economía mundial, para lo que queda de este año, en comparación con el informe presentado en el mes de julio.
El asunto es, que la recuperación económica mundial, se ha visto afectada por varios factores, como son, las interrupciones en la cadena de suministro, en los países industrializados, la disparidad en cuanto a la tasa de vacunación, en distintas naciones del mundo y una variante delta, altamente transmisible. A lo que se le suma, el precio en ascenso del barril de petróleo.
Por esto, el organismo crediticio internacional, ha rebajado la tasa de crecimiento mundial a 5.9%, una décima menos que, en el informe presentado en julio pasado, cuando la ubicó en 6%.
Otro detalle es, que el nuevo informe, dado a conocer, por el Departamento del Trabajo de Estados Unidos revela, que el pasado mes de agosto, las renuncias aumentaron a 4,3 millones, dentro de los 6 millones de separaciones de puestos de trabajo, que se habían registrado en este periodo. Esta situación se presenta, como una consecuencia del miedo, de los ciudadanos en edad productiva, a ser contagiados por la variante delta.
No, nos habíamos referido a la reforma fiscal estos días, porque, pese a que, la Asociación de Industrias de Republica Dominicana dice, que se debe abandonar el cortoplacismo con el tema fiscal y que la reforma, debe discutirse dentro del ámbito del Consejo Económico y Social, como establece la Ley 1-100 de Estrategia Nacional de Desarrollo, una verdad de Perogrullo, lo cierto, es que, el gobierno dominicano, no ha presentado aun, una propuesta de reforma fiscal, y todo, lo que se ha debatido, estos días, en los medios de comunicación, y que ha llenado, muchas páginas y consumido muchas horas radiotelevisivas, no es más que, simple especulación.
Lo que quedó de manifiesto, con las declaraciones dada, por Homero Figueroa, director de estrategia y comunicación gubernamental, en un breve mensaje, publicado el martes en la noche, en la página de Twitter de presidencia.
De todos modos, cuando se vaya a tratar la reforma fiscal, debe ser por todo esto, la primera reforma a ser abordada, por los comisionados, que se están dando cita, a solicitud del Poder Ejecutivo, en el Dialogo Nacional, porque es la manera de partir, desde una base realista, de los recursos que se podrían tener a manos, para sostener todas las transformaciones que necesita el Estado nacional.
El punto clave de esta reforma fiscal está, en que sea progresiva y paguen más los que más tienen, y al mismo tiempo, que proteja a los que menos tienen, a los desposeídos y a la clase media que, a un ritmo acelerado, avanza hacia la indigencia.
Pero debe estar acompañada, del procesamiento a los corruptos y la recuperación de los dineros que sustrajeron de las arcas oficiales. Con lo que se lograría, la comprensión solidaria de la sociedad y mejoraría su actitud ante la presente crisis, en medio de los estoicos sacrificios, que debemos hacer cada día los ciudadanos, para llegar con cuentas cuadradas, a final de cada mes, viendo que los corruptos y saqueadores del erario nacional, no reciben impunidad y si sus merecidos.
Sin embargo, les advierto no forjar demasiadas expectativas, pues la memoria histórica nos nuestra, por ejemplo, y pueden buscar en Google, que desde el año 2012, o sea desde hace 9 años, todavía estamos esperando por el Pacto Fiscal.