La reforma impositiva

La reforma impositiva

(No hago apuesta alguna al «catastrofismo»! (No quisiera que los acontecimientos se «precipitaran» en mi país! (La vida nos enseñó que los pasados intentos de «pescar en río revuelto» no tenían sentido progresivo» (Estoy seguro de que todo lo progresivo no existe en nuestra sociedad necesita tiempo para alcanzar su plena expresión y para «conectarse» con los niveles de conciencia y las ansias de los sectores populares, las clases media y todas las fuerzas de «lo nacional» y «lo patriótico» en nuestro país!

Pero sin «radicalidad» no es posible alcanzar que lo progresivo sea lo que marque la marcha. Y cuando digo «radicalidad» me refiero a «ir a la raíz» y actuar en consecuencia, como lo entendía José Martí. El pueblo castigó al Ing. Hipólito Mejía; y ese mismo pueblo escogió el Dr. Leonel Fernández para darle esa «lección» al Ing. Mejía.

Tanto el gobierno que recién termina como la «oposición» sobre la que recaerá en breve las riendas del gobierno, así como los verdaderos dueños del país; todos ellos, se decidieron por el camino de «evadir el bulto» en lo relacionado a los problemas fundamentales de la Nación. Los y las comunicadoras (con honrosas excepciones) siguieron, y siguen hoy, el «bastón de mando» de quienes pagan sus salarios y sus inculpadoras prebendas.

De esta forma, el país fue entrampado, a través de una propaganda, y de una campaña electoral, donde hubo de «todo», menos honestidad, sentido patriótico y ejercicio de la verdad. (Ahora, llegaron los tiempos de pagar las consecuencias! )Quiénes las pagaran? El sistema, con sus dueños, «componedores», comentaristas y demás cómplices, lo que piensan es volver a repetir el viejo cuento del huevo y la piedra.

(Claro que el pasado gobierno tiene sus grandes culpas! Pero sus culpas son las mismas de quienes, desde la oposición, escondieron las verdaderas causas del desastre nacional. Ahora resulta que el gobierno del Dr. Fernández tiene que «resolver» los problemas, exonerando el modelo, a los dueños del país y al capital extranjero. O sea, tiene que seguir entreteniendo al pueblo, diabolizando lo que hizo el gobierno pasado, y tratando por todos los medios de evitar tocar los poderosos intereses de los verdaderos culpables del desastre nacional.

Pero resulta que es el modelo, con sus bendecidas «reformas», el que está en la raíz de este desastre nacional, y la única forma de sortear esta tempestad sin tocar los sagrados intereses de los dueños dominicanos y extranjeros del país, es engañando al pueblo y haciéndole cargar sobre sus hombros las culpas del desastre nacional.

Lo primero es que tiene que «ganar tiempo». La anhelada estabilidad macroeconómica solo se consigue, dentro de la lógica del modelo, cargando aun más las consecuencias sobre las espaldas de los sectores populares, de las clases medias y del aparato productivo nacional.

(No hay forma de volver a bajar la tasa de cambio! (Tampoco de conseguir que dos o tres mil millones de dólares, de los tantos que salieron huyendo, vuelvan al país, ni de volver a «cuadrar» la cuenta en dólares, mientras no se alcance la estabilidad macroeconómica!

La Conferencia del Episcopado le solicitó al presidente electo que su primera medida sea decretar un alza general de sueldos y salarios, para paliar la pérdida de poder adquisitivo de las grandes mayorías, pero todos sabemos que no hay forma de subir sustancialmente los sueldos, salarios, y las entradas de quienes viven de la producción a pequeña y mediana escala, sin violentar las «reglas» impuestas por los promotores de las tristemente famosas «reformas», promulgadas en la pasada y presente década.

Ahora, la atención se está centrando en la llamada Reforma Impositiva. La misma apunta a empezar el camino hacia la estabilización, cargando el peso sobre las grandes mayorías, el aparato productivo nacional y los restos de Soberanía que le quedan a la Nación. Se quiere aumentar las recaudaciones fiscales sin cargar el peso sobre la ganancia del capital dominicano y extranjero y sin violentar las llamadas «reformas». O sea, un aumento del llamado ITBIS, para llevarlo hasta el 15 o 16%, generalizando aun más su radio de acción, es seguir imponiendo un sistema de impuestos, basado en los impuestos indirectos, que reparten la carga, por igual, entre los que nada ganan y los que se apropian del grueso de la Renta Nacional.

En mi próximo artículo voy a analizar todo lo que se esconde detrás de esta famosa reforma impositiva y la necesidad de que empecemos a proponer soluciones distintas y opuestas a las que plantean el FMI y los dueños del país.

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