La reforma migratoria ha desilusionado a  hispanos   en los Estados Unidos

La reforma migratoria ha desilusionado a  hispanos   en los Estados Unidos

Cualquiera que se pregunte por qué es sólo hasta ahora cuando el Presidente Barack Obama ha decidido presionar para que la reforma de inmigración preste la debida atención a los números de las encuestas.  Obama, quien pronunciará  un discurso en el Congreso para pasar un proyecto de ley que le otorgará a los 11 millones de inmigrantes ilegales en el país un «camino hacia la ciudadanía», ha demostrado ser una desilusión para los norteamericanos de origen hispano – el sector electoral de mayor crecimiento en Estados Unidos. 

Durante el 2010, los índices de aprobación para  Obama entre norteamericanos negros y blancos no se han movido ni una pulgada, siguen fijos en un 91 % y 41 %,  respectivamente, durante los últimos seis meses, de acuerdo a la Gallup. Sin embargo, entre los hispanos su índice bajó 12 puntos al caer a un 57%.

Inquietantemente para los demócratas, otro grupo que muestra una creciente renuencia para presentarse en las urnas electorales en noviembre es la generación juvenil milenaria, cuyo entusiasmo, junto con el de los latinos, fue decisivo en dar al  Obama y a su partido la mayoría electoral en el 2008.

El discurso de Obama redimirá tardíamente su compromiso a un asunto que ni siquiera mencionó en su discurso de enero sobre el Informe Presidencial. A pesar de la lógica electoral, los rumores de la Casa Blanca indican que  Obama tuvo que hacer caso omiso a sus escépticos consejeros políticos, quienes argumentaron que no tenía sentido retomar un asunto con tan poca oportunidad de alcanzar la legislación este año.

Ellos tenían razón, pero dada la oposición republicana para virtualmente todo lo que propone  Obama, fue una objeción que podría aplicarse a cualquier otra cosa, inclusive al cambio climático, al mini-estímulo y la reforma fiscal. Esa sensación de parálisis sólo se sentirá más después de noviembre, cuando los republicanos seguramente obtengan posiciones fuertes, quizás de forma decisiva, en el Congreso de Estados Unidos. En aras de esclarecer el interés propio, Obama debería ser elogiado. Lo contrario podría decirse de un partido Republicano cada vez más nacionalista.  Tras aplaudir a sus colegas en Arizona, quienes en abril decretaron la ley anti-inmigración más draconiana durante toda una generación, los republicanos trabajan directamente a largo plazo en contra de su propio interés como partido.

Pasado de moda como es alabar a George W. Bush, el presidente No. 43 de Estados Unidos que comprendía profundamente que los inmigrantes, legales o no, eran una parte esencial de la tradición norteamericana. Como gobernador de Texas él obtuvo un fuerte apoyo hispano. En el año 2000 Bush ganó más del 40% del voto hispano, un record que aún no ha sido superado por ningún republicano antes o después.

En contraste, Pete Wilson, el gobernador republicano por California, se lanzó al zafacón de la historia en 1994 cuando patrocinó la proposición 187 la cual retiró todo el apoyo del gobierno a los inmigrantes ilegales, revirtiendo decisivamente el voto hispano en contra de su partido en ese estado.

Otro gobernador californiano – Ronald Reagan – es el Santo Patrón del Partido Republicano. Si embargo, fue  Reagan quien apoyó la última reforma de inmigración en Estados Unidos en 1986, la cual le otorgó amnistía a millones de inmigrantes. El verdadero Reagan, a diferencia del mítico, habría sido etiquetado como un liberal por los  republicanos de hoy.

Pero, quizás la mejor medida de qué tan lejos y qué tan rápido han caído los Republicanos es John McCain. En el 2006, McCain trabajó de cerca con Ted Kennedy en un proyecto de ley bipartito del Senado para reformar el quebrado sistema de inmigración de Estados Unidos.

En 2007,  McCain abandonó su propio proyecto de ley como parte de su campaña  para llegar a ser el candidato presidencial republicano. Enfrentado al desafío primordial en el Senado este año en Arizona de J.D. Hayworth, quien es rechazado hasta por Glenn Beck, el más fiero comentarista conservador de radio,  McCain ha completado su vuelta en U.

Una vez visto como un inconformista de principios, McCain es ahora rehén de los peores instintos de facción nacionalista de su partido.

Muchos se han sumado al mito de que el presidente Obama nació fuera de Estados Unidos y que por lo tanto es un fraude. Como hijo de un inmigrante, el  Obama personifica el sueño norteamericano. ¿No es tiempo de que llame a los Republicanos antiamericanos? 

Las claves

1.  La aprobación

Durante el 2010, los índices de aprobación para  Obama entre norteamericanos negros y blancos no se han movido, siguen fijos en  91 % y 41 %, durante los últimos seis meses, de acuerdo a la Gallup. Sin embargo, entre los hispanos su índice bajó 12 puntos al caer a un 57%.

2.  El discurso de Obama  

El discurso de Obama redimirá tardíamente su compromiso a un asunto que ni siquiera mencionó en su discurso de enero sobre el Informe Presidencial.

3.  Lógica Electoral

A pesar de la lógica electoral, los rumores de la Casa Blanca indican que  Obama tuvo que hacer caso omiso a sus escépticos consejeros políticos, quienes argumentaron que no tenía sentido retomar un asunto con tan poca oportunidad de alcanzar la legislación este año.

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE  MARIA DEL CARMEN RAMÍREZ

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