La reforma protestante

La reforma protestante

PABLO VICIOSO
La Reforma Protestante, se conoce como el movimiento religioso ocurrido durante el siglo XVI, en donde varios religiosos, pensadores y políticos intentaron provocar un cambio profundo y generalizado en los usos y costumbres de la Iglesia cristiana en la Europa Occidental. Este movimiento fue encabezado por sacerdote agustino Martín Lutero, que revisó las doctrinas medievales de la Iglesia según el criterio de su conformidad a las Sagradas Escrituras. En particular, rechazó el complejo sistema sacramental de la misma, que permitía y justificaba exageraciones como la «venta de indulgencias», según Lutero, era un verdadero secuestro del Evangelio, tal cual es presentado en el Nuevo Testamento y que debía ser predicado libremente, y de manera gratuita.

La fecha puntual de inició de este movimiento que se señala es la del 31 de octubre de 1517, cuando Lutero, clava sus 95 tesis en la puerta de la Iglesia Castillo de Wittenberg como una invitación abierta a debatirlas. Las tesis condenaban la avaricia y el paganismo en la Iglesia como un abuso, y pedían una disputa teológica en lo que las indulgencias podían dar. En ningún momento, estas declaraciones doctrinales, buscaban romper con la Iglesia Católica, ni pretendían cambiar los dogmas.

La tesis (82) afirmaba: » Si es verdad que el Papa tiene poder para sacar almas del purgatorio, ha de utilizar ese poder no por razones triviales como necesidad de fondos para construir una Iglesia, sino sencillamente por amor y ha de hacerlo gratuitamente». La (51) declaraba «Y lo cierto es que el Papa debería dar su propio dinero a los pobres de quienes los vendedores de indulgencias lo exprimen aunque tuviera que vender la Basílica de San Pedro.»

Como se puede observar estas tesis atacaron las ventas de indulgencias que habían sido autorizadas por el Papa León X para terminar la Basílica de San Pedro. En ese sentido, se puede afirmar que esta obra monumental fue causa indirecta de la Reforma Protestante.

En cuanto a las indulgencias se decía que estas dejaban al pecador mas limpio que al salir del bautismo; que la cruz del vendedor de indulgencias tiene tanto poder como la cruz de Cristo; tan pronto como la moneda cae o suena en el cofre, el alma sale del purgatorio.

De este hecho histórico, tenemos que destacar que los reformadores nunca pensaron en dividir la Iglesia, ni en romper con ella. No fueron rebeldes que querían salir de su Iglesia y fundar una nueva; por otra parte, sí querían dejar atrás un momento oscuro, pero precisamente volviendo más atrás, más a las Sagradas Escrituras, no desconectándose de ellas, sino volviéndolas a la vida. Sí querían una iglesia renovada, no una Iglesia nueva.

Ahora bien, los resultados no se dieron como ellos esperaban ni como querían. Su demanda no fue oída, y cuando oída, no fue aceptada. Y así se llegó a la ruptura. ¿Querían eso los reformadores? Como todos sabemos, no lo querían. Los reformadores no celebraron la ruptura con el resto de la Iglesia, ni con la continuidad de la historia de la misma.

Como respuesta a la reforma protestante, la Iglesia Católica dio paso a la contrarreforma, sus objetivos fueron renovar el catolicismo, que se había debilitado y a la vez evitar el avance del protestantismo. Para algunos la contrarreforma, no difería en forma sustancial de aquello que buscaba la reforma protestante, a la hora de renovar la Iglesia.

En ese orden, el Concilio Vaticano II, fue el evento más importante acaecido en el siglo pasado en lo que se refiere a la renovación de la Iglesia Católica, en donde se emprende una nueva reforma y se reconoce la necesidad del diálogo ecuménico con las demás iglesias y religiones, se revisa el fondo y la forma de todas sus actividades.

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