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Consideraciones Generales
Uno de los aspectos sobre los que existe un mayor consenso es acerca de la reforma del Estado dominicano, es el referente a la descentralización y desconcentración de la función pública, para contrarrestar la tradición autoritaria es hipercentralizada de la práctica gubernamental, para hacerla más eficiente y participativa.
El primer gobierno de Leonel Fernández impulsó un supuesto proceso de descentralización basado en las provincias, a pesar de que se trataba apenas de una desconcentración y relativa, ya que los gobernadores son designados por decreto del Presidente de la República, suponía un excesivo fraccionamiento de los servicios públicos, porque, muchas provincias no tienen la extensión, población y actividades económicas que permitan un desarrollo sostenido en muchos aspectos, y se les daría a los gobernadores una preeminencia a nivel local cuestionable sobre los municipios.
Los municipios, gobiernos locales por excelencia, están dirigidos por Alcaldes y regidores escogidos por elección popular, cuyas funciones efectivas son hoy en día poco más que de limpieza y ornato, además de algunas obras públicas; y aun la primera parece estar en proceso de traspasarse al Poder Ejecutivo.
No es factible establecer una descentralización basada exclusivamente en los municipios, que son ya 158, muchos de los cuales de escaso desarrollo demográfico y económico, aun cuando sus autoridades tienen una mayor legitimidad, por el mandato que les confiere el pueblo. En el caso de los distritos municipales, son 237 y existe el problema adicional de que sus autoridades son dependientes parcialmente de los municipios aunque no en lo administrativo, generándose así una distorsión adicional, por la intervención, a veces escandalosa, de intereses personales, grupales y partidistas en su selección.
La división del país en Regiones de Desarrollo establecidas por el Decreto Presidencial 685-00 y luego modificada el 4 de julio del 2004 mediante el Decreto 710-04 debería servir de base para el diseño de políticas que sean coherentes con objetivos claros de desarrollo político, económico y social, a través de mecanismos más funcionales, democráticos y eficientes de gestión del Estado y sus dependencias.
La regionalización dominicana se hizo basada en los conceptos siguientes:
a) La necesidad de auspiciar un desarrollo armónico de las diferentes zonas del país, basándose en una efectiva coordinación de los sectores público y privado a nivel operativo, en la ejecución de acciones y proyectos.
b) Establecer solo dos niveles de gobierno, el nacional y el de los municipios que sería la descentralización; y los niveles de desconcentración nacionales: el regional y el provincial; y el submunicipales: los distritos municipales y los distritos metropolitanos, por una parte y los sectores barriales y alcaldías pedáneas comunitarias.
Esa política debe iniciarse inexorablemente desde las alturas del poder, porque la Presidencia de la República concentra hoy por hoy cerca del 40% de los gastos públicos, duplicando en su interior casi todas las dependencias importantes del gobierno central y para el restante 60% tiene un aparato compuesto por decenas de funcionarios con rangos de ministros y viceministros y directores generales, que diluyen la autoridad y el control efectivo de las tareas a cargo de cada uno de éstos, sí es que tienen alguna.