La relación entre los presidentes Hugo Chávez, de Venezuela, y Leonel Fernández, de República Dominicana, ha sido de solidaridad, respeto mutuo, reciprocidad y altamente fructífera para ambos países.

Chávez ha extendido su mano generosa a través de PetroCaribe, un convenio que también beneficia a otras naciones de la región, pero que a nosotros, en particular, nos permite financiar a largo plazo el petróleo que compramos a Venezuela,  a una tasa de interés preferencial y a crédito que pagamos, una parte, con la exportación de productos agropecuarios que necesita Chávez, especialmente caraotas. Fernández, en cambio, ha sido un ardiente defensor del Presidente Chávez. Le ha deparado a Venezuela la solidaridad y el apoyo que ha requerido en situaciones de crispación en la escena internacional.

Por esas razones harto conocidas, sorprenden las especulaciones periodísticas recientes, según las cuales, se ha producido un distanciamiento entre ambos mandatarios, consecuencia aparente, dicen los comentaristas, de la participación del Presidente Fernández en el caso Honduras.

Al respecto, se ha especulado que el retiro de la oferta venezolana para la compra del 49 por ciento de las acciones de la Refinería Dominicana de Petróleo, es una supuesta represalia del Presidente Chávez a situaciones vinculadas al caso Honduras y al manejo de la tragedia haitiana al lado del Presidente de Estados Unidos Barack Obama.

Ante la ausencia, hasta ahora, de una versión oficial de Miraflores sobre la REFIDOMSA, el campo mediático ha quedado abierto a las más variadas especulaciones. Pero la realidad parece apuntar hacia dos hechos ciertos: primero, el gobierno venezolano está en su derecho a retirarse de la posible compra de la REFIDOMSA y, segundo, la autodeterminación ha sido la tónica de las relaciones entre los presidentes Chávez y Fernández. La política de integración bolivariana que lleva a cabo Chávez en su país, y ha propuesto a las naciones andinas y latinoamericanas, en nada atenta contra la soberanía dominicana. Las relaciones internacionales se nutren de la política exterior que cada nación aplica conforme a sus intereses y necesidades, sean estas de carácter económico, geopolítico y diplomático. La diplomacia que han seguido Chávez y Fernández ha abrevado en esa fuente histórica, pero la realidad hondureña tampoco puede servir para distanciar a dos gobernantes democráticos que tienen en la cooperación, la solidaridad, el respeto mutuo y la autodeterminación, sus mejores estandartes. Chávez y Fernández coinciden en la imperiosa necesidad de fortalecer el aspecto coercitivo del sistema interamericano.