En la pasada semana se confirmaron dos hechos políticos que hasta entonces se mantenían en la esfera de lo virtual, de lo potencial: la repostulación del presidente Luis Abinader para optar por su reelección y la alianza FP-PLD. El primero adquiere una realidad irreversible y el segundo no ha llegado a ese punto de irreversibilidad del primero. Tendrá que transitar un complicado e incierto camino y de ajustes de candidaturas. Falta confirmar ahora, además, cuáles serían las tácticas del presidente/candidato, como de las fuerzas que se reagrupan para ganarse el voto más allá de sus militancias.
En lo que respecta a la repostulación, esta se esperaba por varias razones, entre otras, porque con el establecimiento constitucional de la ley que permite la reelección presidencial por dos períodos consecutivos sin derecho a un tercero, de hecho, sitúa este país entre aquellos en que la reelección es casi automática. A eso conduce el espíritu de esa ley. Y más aún, en este caso, porque el primero de un eventual segundo mandato del PRM ha sido limitado en su pleno ejercicio, por una pandemia que no ha terminado del todo.
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Por eso, el evento en que los dirigentes de las llamadas centrales sindicales hicieron público su apoyo a la repostulación, y el video en que un trabajador de una empresa extranjera se expresa en igual sentido, además de innecesarios. En ese sentido, el significado de una reelección de cara al futuro del país y para ello el presidente/candidato y su partido depende de una alianza, no sólo electoral sino en perspectiva de Gobierno, con propuestas sean totalmente diferente a la de sus adversarios políticos. Que propicie, además, la integración de un Congreso y unos municipios con elegidos solventes que saquen esas instituciones, sobre todo el Congreso, de su condición de rémoras político/sociales.
La alianza FP/PLD resta a FP sus posibilidades de constituirse en un partido que no carga directamente las indecorosas acciones de los dos últimos Gobiernos del PLD y la alta tasa de rechazo de Leonel se le sumaría las de Danilo/PLD, además del fardo de los ministros del anterior Gobierno hoy presos. La unión electoral de esos dos partidos solo puede ofrecer el ominoso pasado de corrupción de sus anteriores Gobiernos.
Estos son los elementos más salientes del momento, las próximas encuestas serias irán dando pistas sobre cómo se desarrollará el proceso y definirán los alcances de la táctica contra esa una eventual alianza, que nos pondría nuevamente ante una coyuntura que obliga asumir la ética de la responsabilidad (unidad contra el retroceso) o la ética de los principios (quedarse fuera en nombre de una presunta pureza).