La representación de la ciudad en La sangre de Cestero
Los discursos sobre la ciudad que aparecen en “La sangre” muestran un momento en que su estado arquitectónico es el más deplorable. La condición de enfermedad de los edificios viejos hace que muchos de sus habitantes salgan a tomar un poco de aire. La salubridad es espantosa según se puede leer en la obra de Francisco Peynado “De la emigración” (1909); por tal calamidad, tiempo atrás, la poeta Salomé Ureña Díaz hubo de mudarse a Puerto Plata. Las enfermedades respiratorias afectan a sus habitantes. La ciudad crece hacia el oeste. Comienza la lotificación de la Primavera y Gascue. En su ensanchamiento ponen su espíritu emprendedor los Henríquez y el puertorriqueño Pedro Lluberes.
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