La reprogramación de la deuda ante el FMI
es optimista, no así con el Club de París

La reprogramación de la deuda ante el FMI <BR>es optimista, no así con el Club de París

POR CLAUDIO CABRERA
Al tocar las puertas de los organismos multilaterales en Washington, principalmente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Club de París, el gabinete económico gubernamental inició el pasado fin de semana un itinerario que todos esperamos termine en final feliz.

Dependiendo de los resultados de estas negociaciones, si la postura de estos organismos no abren de inmediato las compuertas para el financiamiento de la economía, el mismo viaje podría convertirse igualmente en un “corredor de la muerte”.

¿Por qué tal escepticismo? La cuestión es sencilla, puesto que la postura misma asumida en las últimas negociaciones dentro del marco del Club de París, constituyen el mejor indicador de hasta dónde están dispuestos dichos organismos, a ceder al país en materia de créditos blandos.

Yendo hacia Washington, están los portafolios con los términos de renegociación de la deuda externa con el Fondo Monetario, para lo cual las autoridades aspiran lograr US$1,000.0 millones en financiamientos, mientras el BID, el Banco Mundial y otros organismos extiendan el abanico para aportar sus “óbolos” a favor de conjurar los efectos de la crisis que aún acosa a la República Dominicana.

En París, el país aspira lograr un alivio mediante la posposición del pago de la deuda, para lograr un mejor flujo de caja en la economía, en vista de que la última renegociación con esos acreedores, dejó fuera unos US$153.0 millones que irían directos al mercado de capitales con tasas altas y en condiciones onerosas para el país.

Por esto, si bien es verdad que la aprobación congresional y promulgación presidencial de la nueva ley de reforma fiscal abrieron las puertas para sentarse a negociar con el FMI, en el ambiente flotan muchas interrogantes en torno a la postura final que asumirá el Club de París, respecto a la renegociación de los vencimientos de la deuda bilateral con nuestros principales acreedores.

Se da por descontado que un acuerdo con el FMI será logrado por la gestión de esta misión, sobre todo, al tomar en cuenta que se trata de un grupo integrado por expertos profesionales en el que sobresale el actual gobernador del Banco Central, curtido ya en la renegociación de la deuda con la banca acreedora extranjera mediante el expediente de los Bonos Brady y ante el Club de París en 1998. Pero…. ¿Estaría dispuesto el Fondo a otorgar condiciones blandas para un país en que aún se discute cuál fue el origen de la crisis que nos llevó a la quiebra?

Aunque muchos consideran que en función de la postura asumida por los Estados Unidos y España, el país podría lograr una buena renegociación de la deuda bilateral, nadie está seguro con los organismos multilaterales hasta que se rubriquen los acuerdos.

Esta percepción se apoya en el hecho de que no obstante el Fondo Monetario dar muestras de posturas “blandas” con lo países deudores, por el contrario, los países acreedores ante el Club de París se han encontrado en los últimos años con que la puerta de acceso a renegociaciones en mejores condiciones cada vez más se han ido achicando.

“A rienda corta”

Al nivel del endeudamiento al que ha llegado actualmente la República Dominicana, todo parece indicar que deberemos acostumbrarnos a vernos continuamente cara a cara con nuestros principales acreedores, sobre todo, con el Club de París.

Desde el año de 1966, el Club de París exige a los países deudores un previo acuerdo con el FMI para que pueda pautar y programar adecuadamente su economía interior, antes de llegar a Francia.

La práctica en este organismo reside en reprogramar solamente los atrasos y el servicio de la deuda en un período determinado, que es el llamado período de consolidación.

Dicho período generalmente no se prolonga más allá del que cubre el acuerdo con el FMI, a pesar de que ya se han hecho reprogramaciones multianuales con otros países. La costumbre de aplicar períodos cortos para consolidar las deudas de países acreedores, ha sido denominada de “rienda corta” y generalmente se aplica a los países donde no están muy claras las perspectivas de recuperación en el futuro inmediato.

Con ello se procura asegurar que a un tiempo se cumplan de manera efectiva las políticas de ajuste adoptadas en el marco de programas puestos en marcha con el FMI y evitar que los acreedores sigan dando asistencia innecesaria, en caso de ocurrir un futuro vuelco de la situación económica del país deudor.

Los autores Oscar Altimir y Robert Devlin, en un trabajo de compilación sobre la temática de la “Moratoria de la Deuda en América Latina”, resaltan que la práctica de períodos cortos de consolidación ha llevado a repetidas reprogramaciones, con las consiguientes pérdidas de tiempo”, abriendo la posibilidad de incremento en los atrasos.

Explican que desde septiembre de 1990, algunos países del área se beneficiaron con “Los Términos de Houston” accesibles para países de bajos y medianos ingresos, pero con elevadas deudas oficiales. El tratamiento consiste en la prolongación del plazo de pagos con vencimientos hasta de 20 años y 10 años de gracia, con reprogramaciones para los créditos de exportación y otros préstamos no concesionarios, pero con tasas de interés comerciales. “pero en la medida en que se aplican a esta deuda comercial tasas de interés iguales a las del mercado, los términos más flexibles de pago no significan una concesión”.

En tal virtud, resaltan los autores que “los términos de reprogramación del Club de París, caracterizados por cortos períodos de vencimiento y tasas de interés iguales a las del mercado, no han hecho más que posponer -y en muchos casos agravar- los problemas del servicio de la deuda de los países en proceso de renegociación”.

Debido a esta tendencia, la práctica de aplicar tasas de interés iguales a las del mercado para reprogramar el pago de intereses “ha conducido al incremento del monto de las obligaciones que se deben cubrir en términos comerciales, sin la contrapartida de una mayor capacidad del servicio de la deuda”.

A pesar de las recientes mejorías observadas en términos de tiempo, la reprogramación del organismo no se adapta de manera adecuada a la capacidad de los deudores para poder pagar sus compromisos, “por lo que podrían llevar a mayores presiones sobre los pagos externos”.

Para estos autores, eliminar los atrasos como problema recurrente, exige un trato más enérgico del asunto del proceso de endeudamiento excesivo para algunos países, paralelo a un crecimiento insuficiente, lo cual debe conducir a una revaluación de algunos puntos de vista básicos de la actividad del Club de París.

Por ello, consideran necesario revaluar lo que son las políticas relativas a la deuda, con respecto a lo que son las políticas de ayuda financiera.

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