Hoy 
Hoy 20 de mayo, el pueblo dominicano irá a las urnas para elegir a quien ejercerá la Presidencia de la República en el período 2012-2016.
Seis son los candidatos que se presentan al electorado nacional, todos ciudadanos con indudables méritos personales. De éstos hay cuatro: Dr. Guillermo Moreno, Lic. Max Puig, Dr. Julián Serulle e Ing. Eduardo Estrella, no parecen tener oportunidades, dado que carecen de una organización con estructuras y recursos que los respalden, entre los cuales el primero luce más a la izquierda: los dos que siguen de centro izquierda y el cuarto más bien de derecha, pero no pudieron lograr una candidatura ni una declaración común. Los otros dos candidatos: Hipólito Mejía y Danilo Medina, representan candidaturas y fuerzas sociales harto conocidas, que incluso estuvieron enfrentados en las elecciones del año 2000.
Hipólito ya fue presidente. Está armado de una natural inteligencia y carisma personal, su experiencia como ex gobernante, formación técnica en el campo de la agronomía, sensibilidad social y está asesorado por equipos de profesionales y técnicos para desarrollar su programa de gobierno. Esto, unido a la tradición libertaria y la doctrina del PRD, constituye un aval para su candidato, que neutraliza con mucho sus expresiones verbales a veces imprudentes o muy enérgicas que disfrazan su bonhomía y real prudencia en el quehacer político.
El candidato Danilo Medina es inteligente, instruido, calculador y buen organizador político. Su experiencia gubernamental se refiere indudablemente a la parte fáctica de agenciarse apoyos a cualquier precio, para la Cámara de Diputados, luego en los primeros 6 años de administración de Leonel; como su Ministro de la Presidencia; y últimamente con su disposición de instrumentalizar su acción política para consolidar la maquinaria política del gobierno despótico de Leonel Fernández, que anuncia graves conflictos por el control interno, con el actual Presidente y su esposa, candidata a la vicepresidencia de la Alianza Progresista.
Pero lo que es esencial en estos comicios es la disyuntiva entre consolidar un régimen despótico que ya ejerce todas las funciones del Estado para beneficio exclusivo de una camarilla político militar que está haciendo este país cada vez más inhabitable.
Hay que oxigenar la política dominicana con un nuevo equipo que produzca la apertura económica y social para beneficio de toda la sociedad dominicana, que combatan el desempleo; el alto costo de la vida; la baja producción; el desequilibrio macroeconómico disimulado con un equilibrio cambiario artificial; la bajísima calidad de la educación; el infame servicio de salud pública; el grave déficit en la institucionalidad democrática; hipercentralización en el gobierno y las obras públicas; la corrupción generalizada y la criminalidad rampante, que son parte esencial del endiablado sistema corporativo del Comité Político del PLD, del cual Danilo es miembro distinguido y corresponsable de la situación de miseria generalizada y desesperanza que el país está atravesando, a pesar de haber acumulado crecimiento económico casi ininterrumpido en los últimos cincuenta años.
