La República pluralista que pudiéramos tener

La República pluralista que pudiéramos tener

Para estas fechas, el año pasado se generalizaba una predicción en los corredores del poder dominicano: el Partido de la Liberación Dominicana gobernaría por décadas sin interrupción. Su modelo: el Partido Revolucionario Institucional de México, cuya “dictadura perfecta” gobernó con sucesión durante 71 años. Nuestro país, a partir de 1978, se ha desenvuelto en un sistema tripartidista, y parece consolidarse ello tras la reforma constitucional de 1996 que establece la segunda vuelta electoral, al estilo francés. Y se consolidó en otros instrumentos legales y normativos, generándose la parcelación entre dos categorías definidas: los “Mayoritarios” –los que superaron un 5% del voto en la elección presidencial precedente– y los “minoritarios” (que llegaron ahí). Esas tres fuerzas han sobrevivido a las convulsiones políticas y seguirán sobreviviendo, después de mayo 2016 donde se consolidaron. Más difícil es predecir qué será de los partidos minoritarios, aliados mendicantes del oficialismo y de la oposición. La Ley 275-97 asigna el 80% de los fondos electorales a repartir en partes iguales entre los partidos mayoritarios. El 20% restante se distribuye entre los minoritarios, y en todas partes del mundo el desempeño electoral de una fuerza política depende de los fondos a los cuales tiene acceso su organización. Los partidos minoritarios se encuentran, pues, en un círculo vicioso: requieren más fondos para acudir al 5% de los votos, a la vez que necesitan ese mismo 5% de la simpatía pública para acceder a los fondos que les aúpen en la categoría mayoritaria. El 2016 ha sido diferente: Ha irrumpido un nuevo actor en el panorama ya no tripartidista. El PRM se llevó, junto a sus aliados en el PRSC, un 34,99% de los sufragios en su debut electoral, así como la altamente significativa sindicatura del Distrito Nacional, donde concitó el respaldo de una facción del PLD. Al mismo tiempo, el PLD y el PRD, junto a partiditos asociados, acopiaron un 61,74% del total. Sumando o restando cualquier trapisonda, el presidente se hubiera visto reelecto. El hecho de que, bajo el sistema tripartito, un amarre PRD/PLD hizo que tuvieran mucho más fondos que la oposición –casi el doble– le da credibilidad al resultado: casi dos tercios de los votos fueron conseguidos por el oficialismo, dos tercios de los fondos de campaña estuvieron en sus manos. Para el 2020 viviremos pues en un país de cuatro partidos importantes, que se repartirán en partes iguales el 80% del botín que financia sus propias permanencias. Cuatro tendencias “mayoritarias” financiadas por el presupuesto público, no dos, ni tres. Ya en su artículo del pasado lunes en el Listín Diario, el expresidente Leonel Fernández lo destacó en estos términos: “Desde el 1978, cuando se produjo la transición definitiva a la democracia en nuestro país, hasta la actualidad, solo ha habido tres momentos en las que cuatro partidos políticos han obtenido más de un 5% de los votos.” “La última ocasión en que eso ocurrió fue hace 26 años, en el 1990, cuando el Partido de la Liberación Dominicana alcanzó el 33.77%; el Partido Reformista Social Cristiano el 33.48%; el Partido Revolucionario Dominicano, el 22.96%; y el Partido Revolucionario Independiente, el 7%.” “En los recientes comicios de este año, pasaron el umbral del 5% de las votaciones, además del PLD, el Partido Revolucionario Moderno (PRM), 35%; el PRD, 5.85%; y el PRSC, 5.63%.” Parecería que la República Dominicana se convierte en un especie tropical de pluraldemocracia, replica de los estados parlamentarios del continente europeo, Alemania, Gran Bretaña y más recientemente España, o el mismo Parlamento Europeo, ente federal con no menos de seis agrupaciones políticamente relevantes, donde se conjugan ideas e intereses que van desde los ultraizquierdistas de la Izquierda Nórdica Verde (NGL) hasta los ultraderechistas del partido Europeo por la Democracia Directa (EFDD). Aquí, necesario es decirlo, se conjugarán más intereses, menos ideas. La noticia final de los recuentos da cuenta de que los hemiciclos legislativos contarán con mayoría absoluta de la alianza entre el PLD y el PRD y auspicia que la labor de la oposición debería concentrarse en la legislatura. La diversidad política, con esta pluralidad de ideas es la real fuerza y madurez de los países con instituciones fuertes. En RD pudiéramos vivir un experimento democrático no visto en Latinoamérica. Está en las manos de los ciudadanos y de los partidos el asegurarse que estos acontecimientos conlleven al progreso; estará en nuestras manos aprovechar la oportunidad de hacer historia de tal manera.

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