La Reserva Federal debe luchar contra inminente recesión ahora

La Reserva Federal debe luchar contra inminente recesión ahora

A Pakistani money dealer counts US dollar notes at a money market in Karachi on October 16, 2008. In inter-bank selling, the forex market sought record low where the dollar's selling price was 81.25 rupees and the buying price was 81.15 rupees, again half-a-rupee. Market analysts said the shortage of liquidity was the main reason for the rupee's continuous declining value. AFP PHOTO/Rizwan TABASSUM

Casi 10 años después del término de la Gran Recesión, la creciente amenaza de una nueva desaceleración económica plantea una pregunta preocupante: cuando la próxima recesión ataque, ¿qué pueden hacer los bancos centrales del mundo? Con tasas de interés bajas y sus balances aún cargados con activos comprados para enfrentar la crisis de 2008, ¿tienen las herramientas para responder? Esta columna es una de las seis que analizan esa pregunta.
La economía de EE.UU. se ve fuerte en este momento, con el desempleo en su nivel más bajo en varias décadas y la inflación muy cerca del objetivo del 2 por ciento de la Fed. Dicho esto, siempre existe una multitud de riesgos (una baja en el sector de vivienda, una fuerte caída en la demanda extranjera de bienes de EE.UU., un prolongado cierre del gobierno) que podría poner fin a la expansión.

La Fed debería estar tomando medidas ahora para prepararse.

Posiblemente la Fed tendrá un menor poder que en cualquier recesión anterior. Tenga en cuenta su capacidad para estimular el crecimiento mediante la reducción de las tasas de interés. A principios de la década de 2000, cuando estalló la burbuja tecnológica, tuvo que bajar las tasas en más de 5 puntos porcentuales para evitar que la tasa de desempleo subiera muy por encima del 6 por ciento. En la última recesión, en medio de la severa conmoción generada por la crisis financiera, incluso esa medida no fue suficiente: el desempleo aumentó a dos dígitos a pesar de los recortes en las tasas de interés de más de 5 puntos porcentuales. Ahora, parece que la tasa de interés neutral en los próximos años (el punto de partida del banco central cuando llegue la próxima desaceleración) podría ser tan baja como 2,5 por ciento. Entonces, a menos que lleve las tasas a una zona negativa, lo que parece poco probable, su respuesta puede ser solo la mitad de la de las dos últimas recesiones.

Ciertamente, la Fed tiene otras opciones. Puede, por ejemplo, comprar bonos y valores respaldados por hipotecas para bajar las tasas de interés a largo plazo, como lo hizo para combatir la última recesión. Pero muchos economistas (incluyéndome) no están convencidos de que estas acciones hayan tenido, o tendrán, mucho efecto. También puede intentar algo nuevo, como elevar su objetivo de inflación o fijar precios de manera que le permita compensar la inflación pérdida. En teoría, se supone que esto aumenta las expectativas de inflación de las personas durante las recesiones, lo que a su vez (nuevamente, en teoría) debería inducirles a gastar más. Pero hay poca evidencia que sugiera que esto funcionaría en la práctica.

¿Qué puede hacer entonces la Fed? En mi opinión, debe ser mucho más activa en el uso de las limitadas herramientas que posee. Por un lado, si el botiquín está casi vacío, la idea sería mantener al paciente lo más sano posible. Esto significa recortar las tasas de interés “ahora” para bajar aún más la tasa de desempleo. Hacerlo también podría impulsar la demanda durante cualquier recesión: si las personas esperan recuperaciones más fuertes, es más probable que sigan gastando incluso en recesiones.

Un compromiso previo para fortalecer el crecimiento también podría ayudar. En la última recesión y la consiguiente recuperación lenta, la Fed trató su política de tasas bajas de interés en gran parte como una medida de emergencia que se eliminaría en el próximo año o dos.

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