La resurrección de los difuntos

La resurrección de los difuntos

Resulta ridículo y sin respeto los anuncios promoviendo la candidatura de ciertos candidatos a la Presidencia de la República, quienes vienen usando, tal vez, sin autorización de sus familiares, las figuras de Juan Bosch, Joaquín Balaguer y José Fco. Peña Gómez, como si éstos hubieran resucitado, y estuvieran apoyando sus respectivas personas al más alto sitial de la nación. El pueblo debería llamarles la atención por ese irrespeto, sobre todo, porque se trata de figuras irrepetibles en la historia del país, como las de Duarte, Sánchez, Mella y Luperón.

La campaña que realizan los partidos políticos es  como aquellas canciones que nadie recuerda, porque no tienen contenido y son repeticiones de antiguos mensajes electorales sin ningún sentido; solamente ofrecen lo que nunca  podrán realizar y son inalcanzables.

No hay un solo mensaje que lleve esperanza al pueblo dominicano; ofrecen porque no saben decir otra cosa que hablar mentiras, principalmente el candidato del PLD, que ni siquiera tiene carisma y es como su amo, que vive soñando con el imposible de un New York que vivió en su adolescencia, pero del cual solamente parece captó las simplezas y sus vanidades.

De los otros aspirantes diremos que algunos pasaron por el gobierno en distintas  posiciones, pero no dejaron ninguna expresión que los haga recordar, tal vez, Hipólito Mejía, que sí salvó de la ruina a muchos ciudadanos, devolviéndoles los ahorros que tenían en Baninter, así como los patrimonios de importantes empresas, y por qué no decirlo, también salvó a toda la banca nacional de desaparecer por completo, lo que hubiera sido la ruina de la República Dominicana, y por lo cual recibió el reconocimiento de todo el sistema bancario nacional.

Querer ahora resucitar a nuestros ilustres símbolos nacionales en sus respectivas actuaciones es un disparate, que es imposible seguir insinuando ¡Más respeto a nuestros símbolos nacionales! Porque los dominicanos no somos imbéciles y si sabemos cuál es el mejor camino a seguir y que somos capaces de sacar a nuestros ciudadanos del ámbito de la miseria y restaurar su dignidad.

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