La reunión de hoy

La reunión de hoy

El presidente Leonel Fernández encabeza hoy una reunión en la cual participarán las principales autoridades civiles y militares que están vinculadas, en una forma u otra, al mantenimiento el orden público y la seguridad nacional.

Gran parte de la atención del país está puesta en esa reunión, en el conocimiento de sus resultados, pues no constituye secreto alguno que la sociedad dominicana está consternada por la ola delincuencial que le afecta y es innegable que la gente se siente amenazada, que la seguridad ciudadana ha sido duramente golpeada.

Este problema de la delincuencia no es nuevo. Ocurre, sin embargo, que no se le hizo el caso debido para combatirlo y los resultados están a la vista de todos.

Desde hace tiempo se observaba que en la mayoría de los hechos delictivos como robos, atracos, secuestros y asesinatos, se involucraban policías y militares, aunque estos últimos en minoría.

La Policía, cuando a su alcance estaba, eliminaba de sus filas a esos agentes traidores —traicionaban el cumplimiento de su deber— y los sometía a la justicia, pero el cuerpo del orden era débil en estudiar la estructura de la institución, en tomar decisiones enérgicas, y las manzanas podridas seguían dañando las buenas.

La corrupción imperante en la Policía causó un crecimiento de la delincuencia, pues la podredumbre interna quitaba la fuerza moral para combatir el crimen. Agentes de la base notaban cómo se vulneraba la ley desde parte de la cúpula, y ante ese ejemplo ella, la base, buscaba “lo suyo”. Hoy vemos el resultado, hasta el punto de que la ciudadanía ha perdido la fe en su Policía.

II

Durante años, se estuvo denunciando el tráfico de armas y de narcóticos. Muy poco caso se hicieron a esas denuncias. Es más, de los denunciantes mucha gente se burlaba y llegaba a calificarlos hasta de fabuladores.

La realidad muestra hoy que quienes hablaban de esos temas tenían la razón. Este es un país donde parece que todo el mundo posee un arma de fuego, que se usa por cualquier “quítame esta paja”.

Autoridades civiles y representantes de la sociedad civil, por su parte, manifiestan que muchos de los crímenes que se cometen aquí tienen su razón de ser en la necesidad de los autores delincuentes de proveerse de dinero para la compra de estupefacientes.

La falta o debilidad de justicia, por otra parte, tiene su gran cuota de responsabilidad, pues resulta inexplicable que un delincuente que es presentado en una corte tenga cuatro y cinco expedientes y siga en libertad por falta de una condena  a la cual se le de seguimiento después de dictada pues el régimen carcelario que ha imperado también tiene lo suyo.

En estos días, por otra parte, hemos escuchado a representantes religiosos decir que la pobreza no es la causa de la delincuencia que nos aterra.

De acuerdo. Ser pobre no es señal de ser delincuente. Por el contrario, hay pobres que prefieren perder la vida antes que entregarse al delito, mientras hay ricos que saquean a sus anchas en la creencia de que nada les pasará. Ahora bien, el combate sostenido de la pobreza, con hechos y no demagogia, es imprescindible, pues la misma sí es caldo de cultivo para que florezcan delincuentes, dispuestos a hacerse de dinero a cualquier precio, aunque sea a costa de la vida de los demás. El gobierno debe revisar su política en ese sentido, y buscar la forma de invertir recursos y más recursos en las necesidades de los pobres, pues en caso omiso no se expone solo al crecimiento de la delincuencia sino también a un estallido social.

La reunión de hoy en el Palacio Nacional reviste, pues, una importancia capital y se espera que las medidas que se dicten —que no harán milagros— sean sensatas y dirigidas a corregir males.

Se nos ocurre, asimismo, que el presidente Fernández, un hombre receptivo a las propuestas que se le formulan correctamente, podría auspiciar una junta con representativos de los distintos sectores de la sociedad, incluyendo los grupos políticos, pues el combate a la delincuencia es una obligación de todos los dominicanos, al menos de los que deseen vivir en paz en esta media isla.

Publicaciones Relacionadas