La revaluación de la moneda china

La revaluación de la moneda china

Hace varias décadas, la economía de China viene creciendo de manera extraordinaria. Hoy su economía es dos veces mayor que hace diez años. Este crecimiento espectacular implica que Beijing puede influir en la economía global en formas que hubieran sido inimaginables en los años noventa (un acontecimiento que ha generado inquietud en Estados Unidos).

Muchos funcionarios de Washington y algunas pequeñas empresas estadounidenses de manufactura aducen que China ha subvaluado deliberadamente su moneda y ha podido manipular insistentemente los mercados para promover el crecimiento de sus exportaciones. En consecuencia, muchos analistas estadounidenses claman porque se lleven a cabo acciones para remediar el creciente superávit comercial anual de China con Estados Unidos, que actualmente supera los 300,000 millones de dólares.

China puede convertirse en 2010 en el mayor exportador mundial de bienes, desplazando a Alemania y a Estados Unidos. En 2009, la participación china en las exportaciones mundiales era del 8.9% (y Alemania representaba el 9.1%) y las importaciones representaban el 6.9% del total mundial. Hoy China ha desplazado a México desde el segundo al tercer lugar entre los socios comerciales de Estados Unidos. Así, después de su entrada en la Organización Mundial de Comercio, el grado de apertura comercial de China ha ido en continuo aumento y las exportaciones crecen a ritmos anuales del 25%. Es por ello que a China un tipo de cambio muy depreciado le resulta un elemento clave para aumentar espectacularmente sus exportaciones. Los chinos asumen que al aumentar el valor del yuan con respecto al dólar disminuirán sus exportaciones a Estados Unidos, al volverse más caras, y, al mismo tiempo, estimulan las importaciones de productos estadounidenses, haciéndolos más baratos. De este modo, el Congreso norteamericano ha venido discutiendo activamente una legislación proteccionista y la instauración de nuevos aranceles que castigarían a China si su moneda no se revalúa a una tasa superior a la actual.

La justificación

El gobierno de EU lleva años presionando a los chinos para que aprecien su moneda acusándoles de mantener un renminbi yuan artificialmente depreciado que perjudica sus exportaciones y beneficia las exportaciones chinas. Es común escuchar que esta competencia desleal de los chinos  aniquila el sector industrial de EU y roba sus puestos de trabajo. Sin embargo, los chinos sostienen que su país representa solo una quinta parte de todo el déficit comercial norteamericano. Manifiestan que el empleo industrial estadounidense hace tiempo que viene cayendo, tal como sucede en otros países ricos. Aun así, lo que sí es claro es que el superávit comercial de China ha complicado las relaciones con respecto a sus principales socios comerciales (Unión Europea, EU, Japón y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático).

De este modo, estos países también vienen ejerciendo una presión cada vez mayor para que China permita fluctuar libremente su moneda, con el objetivo de que reevalúen la misma y se puedan encarecer sus exportaciones para, así, regularse el comercio mundial. Pero los chinos han justificado, una y otra vez, la estabilidad de su signo monetario. Cuando el gobierno estuvo temeroso del efecto que la excesiva oferta monetaria pudiera tener sobre la inflación, decidió, en el año 2005, suavizar su política cambiaria. Para entonces, realizaron una reforma del tipo de cambio moviéndose hacia un régimen de flotación sucia, usando como referencia a una canasta de monedas.

De este modo, el yuan dejó de estar unido al dólar y el régimen de su tipo de cambio obtuvo una mayor flexibilidad. Con esta reforma se consiguió una apreciación del yuan del 8%, pasando de un valor de 8.28 yuan/dólar (tipo de cambio fijo desde  1995) a 6.83 yuanes/dólar, en la actualidad. Las autoridades entonces diseñaron una de las flotaciones cambiarias más ordenadas de la historia. Por eso, China no va a optar por una revaluación agresiva del renminbi, entre otras razones para no repetir el error japonés, cuando éste firmó el Acuerdo de Plaza. Sin embargo, el ritmo de caída del dólar/renminbi ha sido excesivamente lento, ya que el rápido crecimiento de las reservas chinas parece estar convirtiéndose en un problema. 

Puede que Washington haya olvidado cómo afectó su política de la plata a China en la década de los 30, pero los formuladores de políticas públicas en China sí lo recuerdan. Los chinos no quieren llevar a cabo otra revaluación masiva que pudiera producir una deflación interna y perjudicar sus exportaciones y el crecimiento del PIB, porque esto conduciría a una pérdida masiva de empleos. Esta prudencia es más comprensible al ver la experiencia de otros países asiáticos que hicieron caso a los consejos de las instituciones internacionales. Cuando los vecinos de China siguieron la prescripción del FMI de liberalizar su sistema financiero durante la década de los 90, experimentaron una gran crisis debido a sus grandes déficits en la cuenta corriente y sus enormes deudas en dólares.

De hecho, China ya estaba en camino de instaurar un régimen de tipo de cambio de flotación libre y la plena convertibilidad justo antes de la crisis financiera de Asia del Este en 1998. Pero después de la debacle en la región, Beijing se convenció de que, en un mundo de fondos de cobertura y de especulación rampante, era mucho más seguro ponerse a proteger su propia moneda. No obstante, Washington sigue obsesionado con la política cambiaria china. Los sindicatos y las empresas manufactureras insisten en que China ha mantenido su tipo de cambio subvaluado artificialmente para mejorar su posición competitiva en el ámbito internacional. Señalan que China tiene un superávit comercial con EU cercano al 2% de su PIB, en comparación con el máximo de 1.2% que alcanzó Japón en la década de los 80’s, cuando el gobierno EU fue presa del pánico por última vez con respecto a los desequilibrios comerciales con Asia.

La prensa financiera y muchos economistas influyentes sostienen que una importante depreciación del dólar es necesaria para corregir el déficit exterior de los EU, pero el déficit actual por cuenta corriente (de casi el 6% del PIB en 2008 y 2009) refleja  una nueva ronda de exceso de gasto público por parte del gobierno federal de los EU y ahorros personales  bajos de los hogares americanos (tal vez por la burbuja inmobiliaria en  EU). Además, la cura puede ser peor que la enfermedad. Una apreciación sostenida de la divisa de un país acreedor frente a la moneda dominante en el mundo es una receta segura para una desaceleración del crecimiento económico, seguida posiblemente por la deflación, como descubrió el Japón en el decenio de 1990. En un país con un desarrollo rápido y cuyo sistema financiero es aún inmaduro, introducir la flexibilidad en  tipos de cambio para aislar la política macroeconómica nacional de las fluctuaciones de los pagos internacionales, como recomienda el FMI  es una estrategia  aún hoy parece  muy discutible.

 Podríamos decir que una revaluación cambiaria difícilmente conseguirá el resultado deseado de reducir el desequilibrio comercial entre EEUU y China. La reforma fiscal, la reestructuración de los sectores bancario y corporativo, la apertura gradual de las cuentas de capital y el fomento del consumo interno tendrían, incluso por separado, un efecto más mensurable y duradero sobre el superávit de la cuenta corriente de China. Asimismo, hay pocas razones para creer que Beijing aceptará la revaluación a gran escala de 20% o más que quieren algunos miembros del Congreso de EU. Esa política podría tener como resultado la disminución de las exportaciones, la pérdida de empleos y la fuga de capitales hacia otros mercados emergentes con mano de obra más barata, sin mencionar el aumento en la especulación monetaria y las pérdidas por la modificación del tipo de cambio sobre cientos de miles de millones de dólares de deuda en bonos del Tesoro de EU que tiene en sus manos el gobierno chino.

La cifra

7.98   ha sido la tasa de cambio promedio de un yuan por cada dólar en   1989-2009. La economía china crece hoy a una tasa superior al 9% anual y la cuenta corriente de su balanza de pagos  representa más de  7% del PIB.

Zoom

Verdadero desafío

El desequilibrio comercial que la revaluación del yuan supuestamente remediaría no es la amenaza extrema que muchos han querido hacer de ella. Realmente, el superávit comercial chino ha generado numerosos beneficios para la economía mundial. Los críticos se olvidan de que el Banco Central chino utiliza ese superávit para comprar bonos de deuda estadounidenses, lo que beneficia a la economía de EU. El desafío más grande (y  el más crítico) consiste en concluir adecuadamente la integración plena de China a la economía global. Porque China no es más que un engrane, y la revaluación es sólo una palanca en la compleja maquinaria del comercio internacional. Desafortunadamente, muchos políticos de EU con escasos conocimientos de teoría económica, flujos comerciales  no han entendido las complicaciones de la economía china y su lugar en el mercado global.

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