La revolución actual

La revolución actual

Sin que hayan brillado los sables ni taconeado las botas, asistimos a un proceso revolucionario muy importante en la vida institucional de América: la rebelión de los magistrados de los tribunales superiores.
Ningún proceso revolucionario se ha producido de la noche a la mañana. Siempre hubo un tránsito, un pasito para adelante y otro para atrás. Lo importante fue, siempre, que hubiera una lucha constante, sin prisa, pero sin pausa.
Martí se quejaba de que habíamos copiado principios y modos constitucionales de naciones cuyas realidades eran diferentes a las nuestras. Aún seguimos legislando como si nuestras realidades fueran las ajenas.
Intentos de desarrollar instituciones y hermandades continentales han sido fruto de acciones de gobiernos y empresarios visionarios, que buscan crear bloques que representen el sentir y las necesidades del continente.
Una y otra vez hemos visto cómo Estados Unidos y naciones europeas, atentan contra esas unificaciones porque las mismas tienen una clara intención: lograr la independencia económica y convertirnos en una fuerza política y económica que conduzca a la liberación política, pero, de una y otra forma, hemos permitido que nos impongan sus formas de ver y de hacer.
Constituciones van, Constituciones vienen. Leyes van, Leyes vienen. Los principios constitucionales y las leyes y reglamentos se aplican a conveniencia, no como expresión de la justicia.
No basta con lo que diga la letra, lo importante es cómo se administra, cómo se aplica, quiénes y para qué.
No se precisó de un pronunciamiento militar con discursos falsos, mentirosos, demagógicos, lo que ha ocurrido es lo que señalaba el Libertador, Simón Bolívar: ¿instituciones? Lo que se precisa es de hombres probos.
Hay que fortalecer la gruesa columna que sustenta el Poder Judicial, carcomida, vulnerada por complicidades inverosímiles, que han atentado siempre contra la justicia que mida a todos con la misma vara.
Una ojeada a lo que ocurre en el continente con tribunales superiores y magistrados procuradores fiscales de los distintos niveles, arroja un resultado positivo en lo que se refiere a la defensa de los pueblos por parte de responsables de la defensa de la Constitución y aplicación de las leyes.
Estamos frente a una nueva actitud, ante funcionarios judiciales del más alto nivel que, sin que hubiera un concierto previo, se han sacudido y decidido actuar conforme a lo justo y en defensa de la verdad y de la sociedad que ha confiado en ellos a pesar de sus constantes quiebras y debilidades humanas.
Ante la actuación de jueces y fiscales en Brasil, Argentina, El Salvador. Panamá, Perú y la responsable actitud de la Fiscal de Venezuela, destituida y perseguida por su apego a la verdad, reclamemos, exijamos, la selección de hombres y mujeres probos, de los cuales, en los altos niveles judiciales, andamos cojos.

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