La rica historia que muestra la calle Pellerano Alfau

La rica historia que muestra la calle Pellerano Alfau

En el transcurso de los tiempos la urbe de intramuros ha tenido cambios en sus calles entre las que hay algunas cortas que encierran curiosidades.

De las calles de una sola cuadra existentes en Santo Domingo, la Pellerano Alfau, antigua calle de los Nichos, que corre desde la Isabel la Católica hasta Las Damas, es singular al tener casas antiguas de renombre y ornamentos que la distingue de las demás.

Ésta actualmente es de suelo adoquinado sin aceras, donde solo se aprecia del lado sur una hilera de matas de palma cada una bordeada con un cuadro de ladrillos y en los frentes de las casas unas jardineras.

Es la única que presenta una altísima verja de hierro tanto a la entrada como a la salida, la cual  cierran de noche, pues  no tiene habitantes a esas horas nocturnas.

A la izquierda está la primera casa que pertenecía a la familia Portes, cuyo blasón familiar se percibe en la parte superior del portón más ancho encerrado en una placa cuadrada de hierro en cuyos lados se ve una balanza de globitos. Al medio está el apellido agregado con la palabra in fade y arriba tiene una cruz.

La casa de dos pisos es muy amplia, y su acceso tiene  dos escalinatas laterales de siete peldaños cada una con una baranda, debido a que cuando se fabricó esa parte el terreno era muy alto.

Le sigue la otrora Casa Diego de Caballero (1511-1554), quien fue escribano, primer secretario de la Real Audiencia y regidor de la isla La Española. Esta edificación es de dos pisos, con ventanas bordeadas en todos lados con un marco de piedras talladas.

El primer nivel tiene ventanas y un portón con arco escarzano cuyo marco  es igualmente empedrado. Su acceso presenta una escalinata de tres peldaños de ladrillos. A su lado, el muro tiene encajada una curiosidad sin igual situada debajo de un tragaluz rectangular enrejado, que es una plaquita de metal con una argolla grande que servía para amarrar los caballos del coche.

La casa esquinera contigua es la que actualmente tiene instalado el auditorium del Arzobispado.

En el lateral sur está la amplísima casa de dos niveles, obra diseñada y ejecutada por los arquitectos Eugenio Pérez Montás y Manuel Valverde Podestá, cuya entrada situada al centro del primer nivel tiene un corto borde saliente de dos especies de columnas anexas unidas.

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