La leche es un líquido nutritivo de color blanquecino, producido por las hembras de los mamíferos. Su principal función es la de alimentar a los hijos hasta que sean capaces de digerir otros alimentos.

Es un producto de consumo corriente en la mayoría de las civilizaciones humanas. Está la leche de vaca principalmente, pero también de oveja, cabra, de yegua, de camella, entre otras.

Como la mayoría de los adultos necesitan de la leche, mientras son niños, ésta constituye uno de los productos básicos de la alimentación. Es la base de numerosos productos lácteos, como la mantequilla, el queso o el yogur.

A pesar de que la leche no contiene todos los nutrientes, su composición aporta la mayoría de ellos. Numerosos subproductos de la leche son utilizados en las industrias químicas y farmacéuticas tales como la leche concentrada, en polvo o lactosa.

La leche de vaca se utiliza también en la alimentación animal y está compuesta principalmente por agua, materia grasa, proteínas, hidratos de carbono (lactosa) y calcio. En la mayoría de los países, el término «leche» sin otra precisión, designa la leche de vaca. Para la leche de otras especies, es normal precisar cuál. Llamamos también leche el jugo de ciertas plantas o frutos: leche de coco, leche de soja, leche de arroz o leche de almendra.

Historia

La leche fue muy apreciada desde tiempos primitivos. Entre los israelitas se consideró un símbolo de riqueza y festividad, de aquí la frase «una tierra de leche y miel». Los Tártaros y Mongoles bebían leche de yegua, mientras que los Egipcios, Griegos y Romanos rara vez bebían leche. Sus pastores, en cambio,  elaboraban un tipo de quesos que los Árabes descubrieron en el año 3,000 a. C.

Se necesitaron otros 2,000 años para que el queso se introdujera en Europa.