La Roma antigua y el mundo hoy

La Roma antigua y el mundo hoy

La rueda mecánica en su continuo movimiento alrededor del eje lleva a cabo un recorrido circular, pero no es sino gracias a la tracción que ejerce sobre una superficie, como logra avanzar la marcha del vehículo. De un modo parecido, la rueda de la historia también parece moverse en círculo, ya que hay hechos que se repiten en distintas latitudes y en diferentes tiempos, los cuales guardan una extraña similitud con situaciones que se dieron en otra época.

Un ejemplo de esto lo representa la imposición del latín sobre sus provincias por parte del imperio romano durante la época de mayor florecimiento, versus la necesidad de la lengua inglesa en el mundo contemporáneo.

Cuando en Roma hubo una baja en la producción de alimentos, vestidos y provisión de servicios básicos, conjuntamente con un aumento en los gastos militares debido a las guerras, ello fue seguido por una enorme y turbulenta inestabilidad política. Algo similar  ha venido sucediendo ahora tras la crisis financiera que tiene como punto de origen la quiebra del sistema bancario estadounidense con un efecto tipo dominó en el resto de los países. 

En aquel entonces el modelo de vida urbano se impuso sobre la cultura agraria. Millones de personas se congregaron alrededor de la manufactura y el mercantilismo, generándose una excesiva burocracia estatal cada vez mas ávida de carga  impositiva y con mayor tendencia a dilapidar los recursos extraídos a través del sudor y la sangre de esclavos, siervos y obreros. Cuando el desempleo y la devaluación monetaria martirizaban los estómagos y bolsillos de las masas desamparadas y explotadas, se procedía a entretener a la gente a base de pan y circo. Ahora el alto costo de la vida y el incremento en el precio de la canasta familiar, aunado al deterioro en la calidad de los servicios básicos tiene como respuesta mucho circo y poco pan.

El mundo que nos está tocando vivir se nota cargado de incertidumbre, inseguridad ciudadana, amenazas de conflictos bélicos, epidemias y pandemias, escalada inflacionaria, xenofobia, ensanchamiento de la grieta entre el grupo minoritario amo y señor de las riquezas y los miles de millones de menesterosos y enfermos que pueblan la tierra. La hasta hace poco pujante clase media va adoptando el aspecto de especie en extinción.

Si ayer valieron de poco el uso del poderío militar y del aparato civil burocrático para mantener la esclavitud y el sistema feudal, hoy se tornan ineficaces e insuficientes los recursos humanos y financieros asignados para enfrentar el dragón de las cien cabezas del narcotráfico, la violencia criminal y la contaminación ambiental. Se oyen cada día con más intensidad los escalofriantes pasos  del desbocado caballo de la  miseria galopante y de las pandemias de SIDA, influenza, enfermedades cardio-pulmonares, cáncer y las dolencias mortales que siembran el terror y la desesperanza en la aldea global.

Las agobiadas mentes optimistas notan preocupadas que, guardando las distancias  del tiempo, existe un misterioso paralelismo entre la Roma pretérita y el mundo imperante; aun así, ahora más que nunca nos aferramos a la noble utopía de que todavía es posible construir un permanente universo de paz, progreso, bienestar colectivo y amor compartido entre los distintos pueblos y seres vivientes que habitamos el cosmos.

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