La rutina diaria en los barrios

La rutina diaria en los barrios

Hablar de la cotidianidad de los barrios es adentrarnos en lo que ocurre en el diario vivir de sus moradores.

Al entrar a un barrio notamos una gran actividad social en las calles y los callejones. El barrio tiene vida todo el día y a todas horas. El recorrido por el barrio es un encuentro con una vida económica y social activa que inicia desde tempranas horas del día con la venta de café, té y frituras en las calles, los mercados y la salida de personas en búsqueda de medio de transporte hacia lugares de trabajo.

Este carácter de vitalidad y movimiento presente en el barrio no tiene suficiente difusión, por lo que mucha gente percibe erróneamente estos espacios como lugares impenetrables donde solo ocurren hechos delictivos y de violencia. Estas actividades se reducen a ciertas zonas de algunos barrios (no de todos) y en forma ocasional.

En el barrio cotidianamente hay una continua y constante interacción entre vecinos y vecinas por lo que los/las moradores/as del barrio nunca se sienten solos/as.

Las mujeres en el barrio son el eje de la interacción social, pues son las que generan gran parte de las redes de apoyo y solidaridad, se ocupan de la gestión de los servicios y de buscar respuesta a las necesidades y precariedades que diariamente afectan a sus familias.

Uno de los elementos que priman en la vida cotidiana del barrio son las manifestaciones de apoyo y solidaridad que se producen entre vecinos y vecinas. La pobreza cada vez más aguda que vive la gente del barrio no se ha convertido en un factor de explosión social porque hay un tejido social que sirve de alivio y de “aguante” al suplir algunas de las deficiencias en acceso a bienes, escasez de recursos y en servicios, que no ofrece el Estado.

Este apoyo y solidaridad se estructura a partir de redes sociales en distintas actividades, como las siguientes:

1. Actividades domésticas. El lavado, la preparación de los alimentos y la limpieza cuenta con el apoyo entre vecinas que se manifiesta en el préstamo de objetos y de electrodomésticos. Cuando una vecina compra una lavadora la pone a disposición de las otras vecinas, o si necesita un anafe porque se le acabó el gas.

2. Salud y enfermedad. El apoyo y la solidaridad en los casos de problemas de salud y enfermedad que ofrece la gente a una vecina o un vecino es muy variado. Este apoyo incluye desde préstamo de medicinas, elaboración de té de hojas y raíces hasta llevarla al médico en caso de emergencia

3. Apoyo en casos de muerte. Cuando se muere una persona en el barrio todo el vecindario acude a apoyar la familia para suplir necesidades afectivas y de acompañamiento durante los nueve días.

Este apoyo incluye la colecta en el barrio para la compra de la caja y artículos necesarios para el funeral y los nueve días.

La celebración de la muerte es un acontecimiento de mucha trascendencia y el vecindario entra en “luto” en solidaridad con la familia afectada.

Otras redes de apoyo y solidaridad se muestran en actividades como: cuidado de niños y niñas, situaciones de desastres (incendios, ciclones, inundaciones), celebración de fiestas, entre otras.

La solidaridad en nuestros barrios urbano-marginales es muy amplia y variada y está presente implícitamente en las pautas sociales de convivencia. La gestión de la vida y de sus condiciones básicas en el barrio cuenta con las redes de apoyo en su interior y éstas le dan un carácter distinto a la existencia.

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