LA SABIDURÍA DIVINA DE LEOPOLDO MINAYA SIMBOLISMO MÍSTICO DE UNA OBRA ESTÉTICA

LA SABIDURÍA DIVINA DE LEOPOLDO MINAYA SIMBOLISMO MÍSTICO DE UNA OBRA ESTÉTICA

En su condición de amanuense de verdades de alta prosapia divina, Leopoldo Minaya es un canal de la sabiduría espiritual del Numen y de la sabiduría sagrada del Nous. A los predios sagrados del Nous llegan los místicos, santos, iluminados, contemplativos y profetas. San Pablo habló de alguien (él mismo) que fue elevado al Tercer Cielo, y allí pudo apreciar la sabiduría divina que revela en sus cartas.

Hay seres elegidos para transmitir la iluminación sagrada, y cuando la experimentan en el estadio de la mística (que también es un don de personas agraciadas) viven el proceso del éxtasis transformante en virtud de la gracia que inunda su alma.

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Leopoldo Minaya es una voz genuina, exquisita y pura de la poesía dominicana. Iluminado con el fulgor místico de lo viviente y enaltecido con el aliento sutil de la sabiduría sagrada, es autor de poemarios y textos de narrativa infantil y teatral. Cultiva la lírica con una energía estética y espiritual que hace de la palabra una llama de amor y, de su creación, una fuente de la hermosura divina.

Cuando tuve la suerte de conocer a Leopoldo Minaya de inmediato advertí que se trataba de un hombre bueno y noble, de un gentil caballero, un intelectual dotado con dones excepcionales para la creación literaria y, sobre todo, un fino poeta con clara visión mística, con un valioso aporte mediante su obra literaria.

Minaya tiene una voz genuina, original y pulcra. Tiene las condiciones intelectuales, estéticas y espirituales para hacer un arte creador, como efectivamente lo ha hecho, a favor de nuestro desarrollo cultural y artístico.

Es un poeta de orden superior por la categoría estética y espiritual de su creación, lo que se refleja en lo que escribe, hace y dice. Hay que poner atención a cada uno de sus versos, fijarse en la propiedad y la pulcritud de su lenguaje. Sin duda alguna él posee un don singular y una conciencia literaria que le permite testimoniar lo que ha escrito para bien de nuestra literatura.
La belleza y la profundidad de su lírica es un ejemplar testimonio de la belleza sutil con sentido transcendente.

Leopoldo Minaya no se conforma con canalizar las sensaciones que percibe: va más allá, porque en el trasfondo de la belleza que expresa hay la voz del misterio que tanto le apasiona, la voz del sentido que tanto concita su sensibilidad profunda; en virtud de esa riqueza espiritual, en Leopoldo Minaya esplende, con el fulgor de la belleza sutil, la hondura de una sabiduría luminosa y sagrada.

La condición de poeta clásico y moderno se aúna en la escritura de Leopoldo Minaya. Proyecta su obra un bagaje cultural que viene del pasado y se multiplica en el presente con su palabra simbólica, sus alusiones trascendentes y el aporte singular de su intuición mística, desde la belleza sensorial y el misterio de lo Eterno.

Usé la palabra misterio. A Leopoldo Minaya le cautiva el misterio, le llama la atención la trascendencia no solo porque él viene de la trascendencia y como tal ha podido recoger todo un arsenal de sabiduría que los hombres dotados de alta inteligencia pueden captar y expresar del más allá.

Leopoldo Minaya tiene un luminoso caudal interior cuyo sentido profundo transmite en su lírica, con la particularidad de que cuando escribe lo hace en el estadio más alto de la expresión estética en función de la sabiduría que lo enaltece y que expresa con el profundo conocimiento de la palabra.

Leopoldo Minaya tiene el don de conectarse con la sabiduría espiritual del Numen del Universo y la sabiduría mística del Nous de los predios celestiales, que es el estadio más alto, más profundo y más brillante al que acceden los iluminados, místicos, santos y teopoetas.

Por consiguiente, Leopoldo Minaya goza de la virtud de una especial sintonía de su sensibilidad profunda para trascender los espacios siderales y conectarse con la sabiduría espiritual de la cantera infinita, de la que extrae conocimientos profundos, verdades de muy antiguas esencias que los grandes poetas captan y transmiten cuando, desde los circuitos interiores de su cerebro, entran en conexión con esos niveles profundos del Universo al que llegan los poetas místicos.

Por esa razón la lírica de Leopoldo Minaya refleja esa pureza de corazón, proyecta esa sensibilidad profunda, y transmite el logro de su inteligencia sutil, propia de los espíritus dotados de sensibilidad mística; entonces se conecta de un modo misterioso con capas profundas del fuero sagrado del más allá y pueden recibir y transmitir una sabiduría sagrada que solo la poesía mística comunica cuando el poeta logra esa singular conexión divina, misteriosa y profunda, y algunos privilegiados del Espíritu y dotados de la palabra, como la que tiene Leopoldo Minaya, mediante su poesía reflejan el soplo de la cantera infinita. Reflejar el eco de esa cantera infinita supone una especial disposición de la sensibilidad y de la conciencia porque Leopoldo Minaya es un amanuense del Espíritu.

…En el plano de la espiritualidad, el amanuense del Espíritu es la persona elegida por poderes superiores o por la misma Divinidad para ser canal de transmisión de verdades de muy antiguas esencias, verdades sagradas a las que no accedemos la mayoría de los seres humanos, sino que es una minoría selecta la que logra conectarse con esa sabiduría secreta y sagrada del Nous. Leopoldo Minaya tiene ese privilegio o ese don que ha recibido de lo Alto. Él tiene una sensibilidad empática que le ha permitido sentir la hondura mística con la sabiduría sagrada exclusiva de los elegidos de la Gracia divina.

Por eso su poesía hay que leerla con atención; en su comprensión hay que pasar por un proceso de contemplación para poder sintonizar el nivel profundo de las coordenadas sutiles que subyacen en sus versos y estrofas.

En su lírica fluyen irradiaciones espirituales del Universo, que logra expresar con las palabras que puedan transmitir esas singulares manifestaciones que se revelan en estelas, sonidos, imágenes, aromas, voces con peculiares irradiaciones imperceptibles para nosotros, pero que la mente de los poetas místicos, como Leopoldo Minaya, tiene el dispositivo interior en su conciencia para captar y traducir en imágenes y símbolos las irradiaciones estelares con el sentido de esas señales divinas.

Para eso la persona ha de tener un corazón lleno de amor, como lo tiene Leopoldo Minaya, limpio y puro, que le permite expresar el caudal de sentidos sagrados. Eso ha hecho que Leopoldo Minaya pueda escribir lo que ha escrito en diferentes creaciones, como esta que voy a referir: el poema titulado “Retablo”:

Un corderillo solo
y herido entre los bosques…
Un corderillo solo (podrá crecer la hierba),
la voz adolorida que clama entre sollozos:
«¡Regrésame, Pastor, a tus rebaños! ¡Ámame!»

Noventa y nueve tienes,
noventa y nueve balan.
Noventa y nueve veces te volverás en calma;
mas el próximo giro no te será apacible:
¡y yo esperando ardiente de que Tú me llames! ¡Llámame!
¿Cómo podré, yo solo, cruzar los altos muros?
Mi sino es perecer, perderme en la montaña.
¡Aborréceme Tú, que con aborrecerme
tu Espíritu de amor, me sentiré salvado!
Todo misericordia, me miras, me redimes,
y yo lloro y me quedo como un niño en tus brazos.

He ahí una creación pura, luminosa y sutil. Este hacedor de versos sabe testimoniar, en forma lírica y simbólica, lo que en la vida sucede, revelando lo que ha impactado su sensibilidad y su conciencia y, en tal virtud, puede recrear, con el lenguaje de las imágenes y los símbolos, lo que mana de su corazón amoroso formalizado en verdades poéticas, intuiciones místicas y sabiduría divina. Puede recrear la dimensión interna y mística de lo viviente, expresada con el fulgor de la belleza y el sentido trascendente.

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