Al iniciar, debo hacer constar que apenas sí he visto tres veces de manera fortuita a Bernardo Vega Boyrie, de manera que no disfruto de la presea de ser su amigo, condición de distancia que no reduce un ápice cuanto lo aprecio, admiro y pondero siempre, con todos.
Siempre he distinguido en Bernardo Vega Boyrie su gran clase humana, su innata decencia y educación, no obstante percibir su nunca disimulado desprecio para los que él entiende no disponen de sus cualidades intelectuales, nada pequeñas.
En Bernardo Vega Boyrie siempre he valorado su aporte a la cultura y a la bibliografía dominicana, con sus 37 obras publicadas, y algunos aducen que con sus recursos económicos robustos es fácil hacerlo, pero resulta que existen varios opulentos mayores que él y no han realizado la gestión de difusión cultural suya, espontánea, constante, altruista.
Con notable acierto, Bernardo Vega Boyrie ha incursionado en las disciplinas de la historia, economía y antropología, entregándonos valiosos aportes en cada entrega, y en lo concerniente a investigar la Era de Trujillo, ha realizado importantes logros, estudiando los archivos de la Biblioteca del Congreso en Washington, antes, durante y luego de desempeñarse como embajador de nuestro país en la capital norteamericana.
Su más reciente aporte con miras a difundir a todos los alcances la cultura dominicana es incorporar sus valiosos archivos, uno de los personales más nutridos del país a las redes de Internet, y de esa manera servirnos de un banquete de conocimientos invaluable.
Fue un acto hermoso, de una valía humana inmensa, en el que participaron el donante, el presidente Leonel Fernández, que preside FUNGLODE, y el director histórico del Archivo General de la Nación, el notable historiador Roberto Cassá, que realiza una ciclópea gestión de ordenamiento y modernización de éste, con el apoyo admirable del presidente Fernández.