La saga de Candelier

La saga de Candelier

UBI RIVAS
El general (r) EN Pedro de Jesús Candelier Tejada pronunció su anunciada alocución al país por los medios electrónicos el 14 del presente mes de septiembre sin aportar nada nuevo al escenario político vernáculo. Candelier, que demostró en las posiciones que desempeñó, jefe de la Policía, director-fundador de AMET y director Forestal, un culto exagerado por los métodos ásperos y el tiqui-mani tan propio las barracas, los métodos expeditos, llevándose de encuentro trece centenas de malhechores en su doble incumbencia policial, ahora intenta nuclear una multitud en su vera para catapultarse a la política.

Acusó al gobierno del presidente Leonel Fernández de mostrarse incapaz para superar los grandes retos que hoy agobian no solamente a nuestra sociedad, sino al mundo, consecuencia de los subidos precios de los carburantes fósiles, y la obligada insertación de nuestro país al CAFTA-USA, el primero de enero 06, sin estar preparados para el reto, lo que supondrá un grave revés para el sector productor agropecuario.

Es decir, que el gobierno del presidente Fernández enfrenta una situación de orden mundial, externo, para lo cual no existen varitas mágicas ni Sésamo Abrete, sino un compás de espera y una gradual insertación y/o acoplamiento a los nuevos brisotes que nos doblegan, como a los grandes árboles cuando los azotan los huracanes.

En principios de 1930 imperaba en el país una situación de gran desconfianza en el gobernante de entonces, el general Horacio Vásquez, achacoso, con un riñón recién extirpado en Baltimore, con una gravísima corrupción que, empero, no afectó al viejo roble mocano nunca, como tampoco a su primo hermano el presidente Ramón Cáceres, el gobernante que formó la famosa Guardia de Mon.

En todos los gobiernos existen corrupción, unos más que otros, excepto las tiranías, en que la corrupción la encarna absolutamente el déspota, como aconteció con nuestro primer presidente, el general Pedro Santana, luego con el general Buenaventura Báez, posteriormente con el general Ulises Heureaux y finalmente con el generalísimo Rafael Leonidas Trujillo.

Hoy, la zaga por donde podría filtrarse, porque en política todo es posible, el general Candelier, es por la gravísima crisis de autoridad que permea a la sociedad dominicana toda, la inseguridad absoluta que prima en la psiquis de los dominicanos, porque no hay voluntad política para hacer cumplir las leyes y cuando se intenta, el Senado está en poder del mayor partido de la oposición, y todo se diluye, como en agua de borrajas.

Hay la ansiedad de que esa situación que embarga el ánimo de la ciudadanía, sea superada, sin que se anuncien medidas nuevas, que las hay por montones, y no se aplica ninguna, sino que se haga cumplir sencillamente la ley, pero al gusanillo perverso de la relación que palpita debajo del pellejo de todos los gobernantes dominicanos, frustra esa ansiedad, porque las medidas drásticas producen tanto pavor como la delincuencia que mantiene dizque zonas «libres», donde las fuerzas del orden público no osan ingresar. Y entonces, es el alegato, se pierden votos, mientras la delincuencia organizada en bandas, se apodera del entorno, y un antisocial llamado Vlad Pujols lleva un año suelto luego de que se le acusara de asesinar en Azua al reportero Juan Andújar, y la Policía, en una ciudad de 60 mil habitantes, no da con su paradero…

La mano dura, la muñeca fuerte, los pantalones apretados, la bragueta dura, son eufemismos delirantes de la sociedad dominicana, que palpita en su subconsciente, recurrencia de casi un siglo de dominio de los sables sobre la voluntad popular en 165 años de trayecto republicano.

Esa es la zaga y la baza ideal de Candelier y los que actúan como él.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas