La saga de Frank Rodríguez

<p>La saga de Frank Rodríguez</p>

UBI RIVAS
El ingeniero Frank Rodríguez, director ejecutivo del INDRHI, viene realizando una persistente como copiosa gestión en procura de modernizar apreciables zonas de la agropecuaria criolla, dotándola de tecnología “de punta” siendo la última prueba “al canto” el proyecto de ragadío de Baiguá, San Rafael del Yuma.

En esa área, el ingeniero Rodríguez acaba de ejecutar un novedoso proyecto donde son sujetos de su propia causa 303 regantes en 21,375 tareas de frutas tropicales, hortalizas y camarones, para suplir los complejos turísticos muy importantes por no decir los más, del Este y del país.

El Centro de Agronegocios y el Centro Audio-Visual Biblioteca (CEGA-CABI) que multiplica la capacidad interpretativa-educativa de los regantes, son dos pruebas más de la multiplicidad de ejecutorias laudables concretizadas por Frank Rodríguez, un veteranísimo protagonista del área agropecuaria de la que dispone de un denso aval por su trayectoria conocida por el país, pero sobre todo, por los taumaturgos de la producción rural.

He recibido con regocijo un obsequio de Frank Rodríguez en el último libro que acaba de publicar intitulado La Junta de Regantes, La Gobernanza del Riego, con una impresión impecable de 204 páginas, en el que pormenoriza y cronologiza todo lo alusivo a la historia del riego dominicano, que se inicia en 1885 en Baní, provincia Peravia, cuando Juan Caballero, en tierras propiedad de Juana Ogando, construyó la primera regola que se tiene conocimiento y registro, y diez años después, 1895, en las inmediaciones de Santiago de los Caballeros, la segunda.

Es una obra sin desperdicio para estudiosos, profesionales involucrados con la agropecuaria, historiadores y comunicadores, como ha sido siempre la cadencia histórica en los aportes escritos de Frank Rodríguez.

Conservo la edición que Frank Rodríguez publicó en 1980 institulado Seminario sobre Reforma Agraria para Periodistas, que se realizó en Santiago de los Caballeros y que fue organizado por el veteranísimo y doctísimo comunicador José de Jesús Reyes, Chichí, hoy un además respetado jurista.

Insistiendo en su temática de aportes escritos, porque Frank Rodríguez tal parece que como el suscrito interpreta que es una forma de imposibilitar alegar ignorancia, como estilan los alguaciles en sus actos notoriales, en abril último publicó otro volumen, un enjudioso y añoso “guayacán”, como defino las publicaciones sustanciosas, que intituló Las Estadísticas del Agua en RD, una guía invaluable, un trabajo extenuante de datos, un aporte suculento al estudio del riego nacional.

Su elevada alzada y su imponente corpachón no le arredra ni le impide sortear rápido terrenos aptos y preparados para las siembras, esparciendo la convicción, por demás cierta, de que tiene prisa en concretizar los proyectos que ejecuta con una cronología y una programación estrictas.

Ahí no hay desperdicios nunca, compañeritos de las bases, porque la múcura de la experiencia, tanto vernácula como la que aprendió en los mosavines y kibutzines israelíes, le facultan para proceder como un maestro.

Nuclear los regantes en una sociedad beneficiosa en toda la geografía nacional bajo la influencia del riego y concientizarlos respecto a la racionalización del agua, el riego por goteo que Frank Rodríguez identificó en el Estado de Israel, son dos de sus leit motiv troncales y que ejecuta preciso, sin pausas y con prisas.

Es la semblanza apretada de un técnico agropecuario sin estridencias, ríspido en prodigarse en el cultivo de las relaciones, pero firme en su quehacer, en su compromiso con el país, con el INDRHI, con su mandante, el presidente Leonel Fernández, de quien es un inequívoco y eficaz secundador con pruebas multiplicadas.

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