La saga de Hatuey

La saga de Hatuey

UBI RIVAS
Aunque algunos de sus adversarios intra-PRD consideran que Hatuey De Camps está hacia la baja, y que le costará jalda arriba lograr términos electorales aceptables y/o bonancibles, las perspectivas, apreciadas desde las gradas y ascépticas al partidismo, como quien suscribe, vislumbro todo lo contrario.

Hatuey es posible que no esté hoy en su mejor momento político, pero de ninguna manera tampoco en el peor, sino en una etapa donde inicia una jornada de organizar un partido nuevo, el Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD), que inclusive dispone del aval de la Internacional socialista, de la cual Hatuey es el máximo representante en RD.

Veteranísimo, audaz, sabihondo, ducho en esquivar ganzúas y atajos, emboscadas y zancadillas de la cuales todas ha sabido salir airoso, un palmarés que le reputa como un diestro en los menesteres de la política, uno de sus fuertes desde su época de imberbe, Hatuey se mueve hoy en un ambiente que le permite crecer políticamente en base al descontento a granel que penetra hasta el tuétano al PRD, hoy sin un líder ni como originalmente el profesor Juan Bosch, y luego de la deserción de éste del PRD en 1973, el relevo inolvidable de José Francisco Peña Gómez.

Hatuey sabe a fondo que enfrenta a un Hipólito Mejía con un fuerte desgaste político por el pésimo desempeño económico de su gestión administrativa 2000-04, y que la fortaleza de Hipólito radica en el factor financiero para congraciarse voluntades, que de por sí ya las tiene consigo, en base al prebendarismo de su desastroso gobierno que desilusionó al país, y a no pocos de los que confiamos en él basados en su paso luminoso por la SEA en el gobierno del presidente Antonio Guzmán donde implementó 40 proyectos básicos para el despegue agropecuario.

La deserción de Hatuey del PRD es motivada precisamente por ese dominio financiero que desde que inició su gestión administrativa se agenció Hipólito, no precisamente con lo más granado ni los que mayor cuota de trabajo tienen en la grey blanca, tampoco los más populares medidos de ahí a ahí, y Hatuey, conocedor de la intríngulis esotéricos del PRD, sabe que el tiempo está de su parte.

Aprendió que el tiempo es su mejor aliado de su gran amigo, el presidente Joaquín Balaguer, el hombre que declinó una invitación de Bosch cuando visitó La Habana a principios de la década de los años 30ta. de que se quedara en el exilio y Balaguer, taimado como ninguno, le respondió que prefería esperar que el mango goteara de la mata, como al fin aconteció y lo disfrutó por 22 años.

Además del talento caudaloso que ni siquiera sus más vitriólicos adversarios se atreven a regatearle, Hatuey conoce como pocos al PRD, al país, a los políticos de las otras dos carpas grandes y en función de todos esos ingredientes, Hatuey labora sin descanso, diríase que sin vacaciones, como es su estilo, directo, a veces hiriente, a veces desconsiderado, pero su estilo, genio y figura hasta la sepultura.

Empezando tempranito el 06, Hatuey se reunió el día 03 con el presidente Fernández por cinco horas, no precisamente para hablar de la serie final del béisbol invernal, ni la irrupción electoral de Evo Morales en Bolivia, ni el supuesto Eje del Bien entre éste, Fidel Castro, Hugo Chávez, Luiz Inacio Lula da Silva, sino para concertar un acuerdo gordo y decisivo tanto para las elecciones intermedias dentro de 130 días, como, es lo cardinal, para las presidenciales de 08, y nadie podría aportarle más al fiel de la balanza del PLD para atajar precisamente al PRD, que Hatuey.

Hatuey ejecuta un donqueo perfecto para encestar la canasta que incline el juego en favor suyo y del PLD para pulverizar electoralmente al PRD, y en materia de estrategia, Hatuey es un cacique.

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