La sala Ravelo tiene  “La Cosa”

La sala Ravelo tiene  “La Cosa”

CARMEN HEREDIA DE GUERRERO
La Cosa es hacer teatro y ¡qué bien!, así lo ha entendido siempre Enrique Chao. No creo que exista en castellano una palabra tan versátil, que signifique tanto como “cosa”, para los dominicanos es imprescindible en su forma de expresarse, lo significa todo y nada y corrientemente reemplaza al sustantivo. Así las cosas, nos dirigimos a la Sala Ravelo porque nos llamó la atención “La Cosa” que allí se presentaba.

La adaptación libre de un texto del autor teatral peruano Juan Rivera Saavedra, por parte de Enrique Chao es sencillamente excelente. El argumento narra las peripecias por las que atraviesa un individuo humilde, un obrero, cuando intenta reclamar en una oficina de pago, algo que considera injusto: el cobro desproporcional  de la energía eléctrica que muestra su factura. Lo común que resulta para nosotros esta situación por la que hemos pasado todos alguna vez, así como los giros y alteraciones fonéticas propias de nuestro modo de hablar, dominicanizan la obra, aunque la problemática no sea exclusiva del país.

El teatro de Juan Rivera Saavedra, fecundo y ecléctico, es teatro de vanguardia y muchas de sus obras son consideradas revolucionarias por su enérgica denuncia social. Hay una constante que es característica fundamental de su teatro, y es la reversibilidad del tiempo y espacio, así el pasado se hace presente, futuro o viceversa, en una visión circular del drama en su doble dimensión temporal y espacial.  “La cosa” es un interesante juego teatral lleno de fantasía e imaginación en el que se delinean con delicadeza la psicología de los personajes.

Las situaciones ambiguas, lo equívoco del tiempo, propician el humor ingenioso, el sarcasmo y la ironía. El final es espléndido, los personajes son y no son, estuvieron o están, así es la cosa.

Zoom

“La cosa”

Dos protagonistas
El uno, Nando, -René Castillo- es el joven serio, ingenuo, que pretende ser escuchado, y el otro “Ellos”, Raeldo López,  es una pluralidad de personajes; hay un tercer personaje “Mecho” la criada, una especie de eslabón entre escenas. Ciertamente no sabemos si Nando es el personaje o lo es Castillo, hay una correspondencia entre uno y otro, una dialéctica actor-personaje, cautivante; de acentuada naturalidad en su actuación, este actor en ciernes es una verdadera promesa. Raeldo López nos sorprende, su capacidad histriónica se desborda.

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