La salida de Leonel es política, no jurídica

La salida de Leonel es política, no jurídica

En esta lucha de gladiadores, Danilo Medina y Leonel Fernández actúan como dos fuerzas numéricamente iguales, pero de una potencia mecánica marcadamente diferente dada la rapidez con que Gonzalo realizó su trabajo político, debilitó las bases y los números del expresidente, y en tan sólo 66 seis días ganó las primarias.
¿Cómo se consigue este dominio sobre la masa? A través de una comunicación simple, efectista y que, sin escrúpulos, reconstruya —con promesas y dinero—- el ideal de una República Dominicana en permanente bienestar, erigiendo una suerte de democracia emocional, un tente ahí.
Leonel y Danilo —y no se trata de Gonzalo— han jugado desde siempre en la misma cancha, con la misma pelota e iguales tácticas y estrategias (uno y otro saben que las campañas se ganan en la calle, en las puertas de colegios electorales y dentro de la misma JCE). Pero esta vez, por razones políticas y de egos personales, muy por encima del interés del ciudadano común, se han enfrentado el uno contra el otro, siempre en nombre del bienestar y la democracia. Oh, Dios.
Ya antes decía yo, que las trompetas apocalípticas del juicio final sonarían insistentemente sobre las primarias de octubre seis, con crescendos alarmantes; Leonel ha convertido un pleito político en un batallar jurídico. Grave error, a los problemas políticos hay que darles salidas políticas.
Danilo y Gonzalo se sienten cómodos con el camino escogido por Leonel y su equipo. El tiempo perdido en las barras de los tribunales electorales es tiempo de nuevas adiciones de “compañeros perdidos” con promesas de convertirlos en compañeros ganadores.
La agenda de Leonel tiene tres posibilidades: a) admitir la derrota, b) negociar la derrota y c) decirle adiós al PLD y enarbolar un nuevo proyecto político con otro/a candidato al ruedo. Y olvidarse de lo que pudo haber sido.

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