La salud  en manos de mafias

La salud  en manos de mafias

La vida de  dominicanos ha estado expuesta a las acciones de  manos inescrupulosas que operan como mafias que trafican con medicamentos falsificados, vencidos, modificados o simplemente elaborados sin apego a las normas. Hay registrados casos de personas que han muerto de tétanos a pesar de haber sido “vacunadas” a tiempo con suero supuestamente antitetánico. Marcas y laboratorios, así como organizaciones que agrupan farmacias, han denunciado con pelos y señales estas prácticas, pero muy poco se ha hecho. En estos días fueron sometidas varias personas acusadas de tráfico de medicinas adulteradas, pero nada más se ha hecho. Mueve a suspicacia que las autoridades no hayan acabado con este negocio.

Es necesario revisar los controles sanitarios y ponerlos a tono con las circunstancias. El tráfico de medicinas no aptas para consumo humano es un negocio internacional que mueve muchos millones. Nada se parece más a un tráfico mafioso. En ambos casos se requieren complicidades, autoridades que se hagan de la vista gorda mientras esos medicamentos circulan a través de  farmacias, llegan a las entrañas de los hospitales y clínicas  o aparecen amparados con falsos registros. Se hace difícil entender que el enorme bulto de este tráfico pueda pasar desapercibido ante las autoridades. ¿Cómo ingresa a este país y circula libremente tanta basura que es una amenaza para la vida y la salud?

 

Atrapados  en el vicio temprano

Una proporción bastante significativa de estudiantes de sexto y octavo cursos ingiere alcohol y drogas todos los días. El dato, altamente preocupante, lo arroja el estudio “Convivencia escolar en la República Dominicana”, que también comprobó que muchachos de  entre diez y doce años ingiere alcohol al menos dos veces por semana. Se trata de una entrega muy temprana a vicios destructivos que aportan mucho a los problemas familiares y sociales de nuestro país.

Este estudio debería motivar a las autoridades para atacar las causas que arrojan a estos muchachos en el abismo  de los vicios. Sin duda que entre estos escolares hay una mayoría que proviene de hogares disueltos o con una defectuosa integración, que no les garantizan la debida protección y orientación. Eso obliga a vigilar celosamente las escuelas para impedir la práctica de estos vicios en los planteles.  Hay que buscar la forma de rescatar a esos muchachos.

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