La salud pública, responsabilidad de todos

La salud pública, responsabilidad de todos

Cuando escuchamos hablar de salud pública, pensamos, casi sin querer, en la Secretaría de Estado de Salud Pública y Asistencia Social, nombre que en nuestro país recibe la instancia gubernamental que tiene el mandato legal de regir las acciones de salud que realizan todas las instituciones pertenecientes al sector salud.

“Eso le corresponde a Salud Pública”. “Es que Salud Pública no se ocupa de eso”, y otras expresiones similares hacen patente la asociación inmediata que la población establece entre salud pública y la entidad rectora de la misma. Pero, ¿es Salud Pública la única institución que tiene que ver con salud pública o la salud pública trasciende el quehacer del ministerio de salud? Veamos.

Aunque existen varias definiciones de salud pública, todas enfatizan la idea de que la salud pública es el conjunto de acciones destinadas a proteger la salud de la población. Así como el concepto de salud es abarcador de diferentes esferas –servicios básicos, atención sanitaria, alimentación, educación, ambiente sano, etcétera–, para promover y preservar la salud colectiva también es necesario el concurso de múltiples actores sociales.

Políticas públicas y legislación, como las destinadas a preservar el medio ambiente, a proteger a la mujer contra el maltrato o a evitar el expendio de bebidas alcohólicas a menores de edad; intervenciones del ámbito sanitario como la vacunación, el tratamiento de la tuberculosis y la planificación familiar; acciones que trascienden la esfera sanitaria como la yodación de la sal, el saneamiento de los mercados, la desecación de cañadas, la prohibición del trabajo infantil, la construcción de letrinas y el tratamiento adecuado de las aguas para el consumo humano, son acciones de salud pública.

Como vemos, el campo de la salud pública es tan amplio que exige la participación de todos los actores sociales como serían los proveedores de servicios de salud –centros de salud sean públicos o privados– , instituciones vinculadas al sector salud –como las que tienen que ver con la educación, la alimentación, la provisión de agua potable y eliminación de desechos sólidos, entre otros.

Y más aún, toda la sociedad es responsable de la salud pública. El libro La Salud Pública en las Americas, publicación de la Organización Panamericana de la Salud que analiza el desempeño de la salud pública en los países que conforman la región de las Americas, señala al respecto: “El sujeto básico y permanente de la salud pública es la misma población organizada en la sociedad. El público no es solamente el objeto central de la salud pública, sino que es su principal actor. La actuación de la sociedad en pro de la salud se manifiesta en las instituciones, en las prácticas sociales, en el reconocimiento de las necesidades y demandas, en los esfuerzos colectivos para satisfacerlas y en la acción de los grupos organizados.”

Consustanciales con el concepto de salud pública son los de intra e intersectorialidad, por lo que el Estado, como institución social fundamental llamada a interpretar y responder las necesidades de la población, no debe eliminar o inhibir las responsabilidades y actuaciones de otras instituciones u organizaciones sociales, sino que “debe movilizar, orientar y coordinar el apoyo de los diversos agentes sociales y de la propia sociedad a favor de la salud de la población”.

En la orquesta de la salud pública, a los ministerios de salud les corresponde el rol de director, de rector, pero también de catalizador de esfuerzos y recursos en beneficio de la salud de la población. La idea es que la sinfonía de la salud llegue a los oídos de toda la población, sobre todo a los de la más necesitada.

SALUD PÚBLICA Y MEDICINA

Una de las dimensiones más interesantes a la hora de hablar de salud pública es la relativa a la salud pública como quehacer profesional. En un mundo excesivamente dado a las dicotomías no es de extrañar que se haya abierto una amplia brecha entre el ejercicio de la medicina y el ejercicio de la salud pública, el cual no es exclusivo de médicos.

No, salubristas –que así se llaman las personas que se han especializado en el área de la salud pública–, pueden ser desde ingenieros y profesores, hasta agrónomos, abogados y comunicadores sociales.

De un lado los clínicos y del otro los salubristas. Aquí la curación y allá la prevención. Ese es el paradigma en el que nos hemos formado, como si no existiera vinculación entre quienes se dedican a atender la salud del individuo y quienes trabajan para atender a la salud de la sociedad; como si la prevención de las enfermedades y las acciones terapéuticas para resolverlas no pertenecieran a un mismo espectro de intervenciones que hacen posible la disminución del sufrimiento humano.

Sobre la interdependencia entre la salud pública y la asistencia sanitaria, el citado libro refiere: “La medicina se convierte en una de las ciencias al servicio de la salud pública, pero al mismo tiempo tiene con ella diferencias y complementariedades. El acto médico en sí no es parte de la salud pública, pero la suma de sus actuaciones y contribuciones a la salud colectiva si lo son”

Uno ejemplo que ayuda a entender lo anterior con mayor claridad es la vacunación: una vacuna, aplicada individualmente, pasa a ser una acción de salud pública cuando se protege por medio de ella a una población para conseguir el control de una enfermedad.

Por otra parte, cuando un médico prescribe un tratamiento, por ejemplo, para la hipertensión arterial, también tiene la oportunidad de realizar intervenciones en promoción de la salud y prevención de la enfermedad como son recomendaciones para que siga una dieta sana, un adecuado régimen de ejercicios y el control del estrés.

Las funciones esenciales de la salud pública

Debido a la amplitud del concepto de salud pública, un grupo de expertos, bajo el liderazgo de la Organización Panamericana de la Salud, ha identificado las funciones de salud colectivas que están bajo la responsabilidad del Estado y cuya ejecución corresponde, de forma directa, a las instituciones, que como los ministerios y secretarías de salud, son rectoras del sector salud.

Esas funciones, denominadas esenciales son:

1. Seguimiento, evaluación y análisis de la situación de salud.

2. Vigilancia de la salud pública, investigación y control de riesgos y daños en salud pública.

3. Promoción de la salud.

4. Participación de los ciudadanos en la salud.

5. Desarrollo de políticas y capacidad institucional de planificación y gestión en materia de salud pública.

6. Fortalecimiento de la capacidad institucional de regulación y fiscalización en materia de salud pública.

7. Evaluación y promoción del acceso equitativo a los servicios de salud necesarios.

8. Desarrollo de recursos humanos y capacitación en salud pública.

9. Garantía y mejoramiento de la calidad de los servicios de salud individuales y colectivos.

10. Investigación en salud pública.

11. Reducción del impacto de las emergencias y desastres en salud.

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