La satisfacción de cumplir 80 años

La satisfacción de cumplir 80 años

Hoy, en el inicio de la Primavera, alcanzo una edad muy envidiable, pese al significado negativo de uno sentirse marginado en cuanto a la creencia de la disminución de las respuestas físicas o mentales, por los dolores diarios y limitaciones en la visión o en el andar.
Todo es relativo. Ahora la mente tiene un almacenamiento increíble ayudado por la modernidad de las computadoras y el poder viajar al gusto de uno por el internet y sumergirse en un mundo quizás soñado o desconocido.
Un adulto de 80 años en el siglo XXI enfrenta muchos desafíos. Ya no quiere ser un jarrón chino en el rincón de la casa. Trata de ser tomado en cuenta por los demás. Tiene la mala suerte de los patrones de trabajo, uno está destinado a su mecedora, su escritorio, pasear con algún ser querido,o una mascota y disfrutar de la magia y versatilidad de las computadoras. Eso aparte de la lectura de los libros tradicionales en papel. Estos se leen y releen al gusto de uno para volver a disfrutar de las tramas y personajes con la vida que les dieron sus autores, que tan solo hace 30 años, produjeron emociones al sumergirnos en su lectura, y vueltos a leer, incentiva el intelecto y ahora se disfrutan más.
Pero este adulto de 80 años tiene grandes vivencias de una vida muy prolífica con mi esposa Gladys, que si bien esta afectada ahora del mal del siglo con esa pérdida de memoria, pero en su momento de actividad, nos permitió procrear y educar cuatro hijos que son nuestro orgullo, y para el país, por su entrega a las profesiones elegidas y en donde se destacan por sus dinamismos e iniciativas, más allá de las obligaciones contractuales.
Por mi parte, como profesional, me enorgullezco que a 58 años de graduado de ingeniero civil en 1961, me cabe el placer de haber trabajado en importantes obras nacionales. Como aquella de la presa de Las Damas en Duvergé en 1962. El inicio de trabajos de la presa de Tavera y la primera etapa del acueducto de Santo Domingo en 1963 durante los meses del gobierno del profesor Bosch. Más luego durante 1965 supervisar la construcción de 10 kilómetros de la línea de 48” desde Haina a la avenida Abraham Lincoln, colocar un sifón de 24 pulgadas en el río Ozama y una tubería de 24 pulgadas por la Nicolás de Ovando y la Albert Thomas.
Pero lo que más me enorgullece es de haber sido uno de los profesionales dominicanos de posición más elevada en la construcción de la planta de procesamiento de ferroníquel de la Falconbridge Dominicana en Bonao, que en 1969, se iniciaron los trabajos de instalación. Alcancé la posición de director de Relaciones Públicas y Comunitarias. Allí trabajé por 19 años hasta que renuncié en 1987 después de acumular un apreciado volumen de amistades ya que mis cuatro hijos buscaban otro nivel de educación después del excelente desempeño en el Centro Educacional de Bonao en donde cada año eran de los estudiantes más distinguidos. Nuestros hijos, Fabiola, Esteban, Ruth y Mónica, fueron formados completamente bilingües. Eso les ha permitido destacarse en sus esferas de trabajo que todos desempeñan a cabalidad aquí, y en Canadá el varón.
Pero mi mayor satisfacción en este día de hoy es mi dedicación de 50 años como columnista de los principales diarios nacionales. Me inicié en esa pasión de escribir en junio de 1969 en las páginas del Listín Diario bajo la dirección de mi tío Rafael. Pasé luego al vecino del Listín, el Ultima Hora, para el cual escribí hasta 1993.También colaboré con La Información de Santiago. Para el 1994 inicié mis colaboraciones en el periódico HOY hasta la fecha. Pero mucho antes, cuando apenas era un adolescente en los años 50, comencé a escribir en el periódico de la familia en Baní el Ecos del Valle. Mis primeras contribuciones era reseñar las actividades deportivas y aprender a componer y preparar las galeras del periódico publicado semanalmente. Para el año de 1957 inicié mis incursiones en artículos de opinión de cultura y de formación moral. Son más de seis mil artículos escritos por mí en esos 50 años. Tengo mucho orgullo y satisfacción por la aceptación de los lectores lo cual me estimula ahora en la etapa final, o la cuarta edad de la existencia terrenal,incentivándome a seguir contribuyendo a forjar un mejor país, pese a tantos escollos humanos y tropiezos en el camino hasta con sus consabidas amenazas como me ocurrió en 1972. Hasta mi teléfono fue intervenido por la policía, previo aviso, para detectar el origen de las llamadas y provenían del despacho de un funcionario del gobierno del doctor Balaguer.

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