La seguridad social dominicana (2 de 3)

La seguridad social dominicana (2 de 3)

EDUARDO DELGADO SUÁREZ
Gasto sanitario. Como indicaba al finalizar la primera parte de este artículo, de las tres partes de la Seguridad Social en España, el enorme déficit del gasto sanitario tenía a varias comunidades autónomas, que son quienes lo administran, en una gravísima situación. El Acuerdo de Financiamiento vigente entre dichas Comunidades y el Gobierno Español es del año 1999, o sea, ¡¡sólo hace cinco años!! ¿Qué es lo que ha ocasionado el derrumbe del sistema?

Causas viejas, no corregidas a tiempo y causas nuevas que no fueron previstas. Veamos aquellas que, de un modo u otro pudieran herir mortalmente a nuestra Seguridad Social (área gasto sanitario) si no se estudian a fondo y se evita su presencia antes de la aplicación de nuestra Ley.

1. Inmigración. Desde 1999, en España la población aumentó 3.7 millones de habitantes, un 10%. En su casi totalidad el incremento se debe a la inmigración, principalmente en Madrid, Baleares y toda el área mediterránea y siempre se le dio asistencia sanitaria, aunque fueran ilegales. En los últimos años, se hizo con buenos resultados una campaña, obligando a los empleadores a que los inscribieran en la Seguridad Social, pagando como empresarios sus cotizaciones y reteniendo la de los trabajadores. Mirando a nuestro país, ¿a cuánto asciende la inmigración ilegal, en su práctica totalidad haitiana, a quien casi siempre, aunque sea en condiciones deplorables se le da asistencia sanitaria? ¿No podría obligarse a nuestros empresarios agrícolas, de la construcción, industriales o de cualquier tipo a que adoptaran el modelo español, con fuertes sanciones a quienes no lo hicieran?

2. Cambios en la composición de la población. En España, la población autóctona, mayor de 65 años, envejece debido a las mejores condiciones de vida, lo cual ocasiona mayores gastos médicos y más medicamentos. La tasa de natalidad en su mayor parte corresponde a los emigrantes, ya que la natalidad de los españoles es simplemente de reposición, va en aumento acelerado, lo cual ocasiona un fuerte gasto sanitario ya que la asistencia infantil es muy costosa. ¿Qué ocurre en República Dominicana con ambos factores? Ambos existen con una valoración distinta ya que los mayores de 65 años aunque lentamente requieren una mayor asistencia sanitaria del Estado, ya que sus familias no tienen capacidad en la mayoría de los casos para darles los tratamientos y los medicamentos necesarios.

Mientras tanto, la tasa de natalidad haitiana, muy elevada por múltiples razones, está creando una población infantil flotante, no integrada ni escolarizada, que meses atrás los medios de comunicación cifraron en 300 000 niños, que va en diario aumento, y que sin duda, se quiera o no admitirlo, ante la imposibilidad de repatriarlos, tendrá que ser absorbida por el Estado Dominicano en pésimas condiciones de salubridad y sin alfabetizar a un costo económico que no podremos soportar. Dejemos de lado el tema de los ilegales o de la repatriación forzosa y vayamos a lo práctico: si un haitiano trabaja aquí debería obligatoriamente, en compañía de su empleador, ser inscrito en la Seguridad Social y cotizar lo que marque la ley, pagando además por cada dependiente una modesta cuota y sus descendientes deberían se escolarizados para crear valor añadido para el futuro. Si algunos de ellos no quisiera cumplir con estas mínimas condiciones económicas exigidas por su país de acogida, debería, previa toma de su filiación, huellas dactilares y ADN ser expulsado de por vida, sujeto a graves penas si intentara regresar y lo mismo para quien lo empleara.

3. Nuevas tecnologías médicas. Hace cincuenta años, ¿a quién le hacían una radiografía, salvo casos muy especiales? Hace treinta años, ¿qué análisis se hacían aparte del de sangre u orina para buscar azúcar? Hoy se pide hacer resonancias magnéticas, ‘tacs’, ecografías, ‘scanner’, etc., etc., con la misma sencillez que se toma un café. ¿Es una exageración? No, es algo imprescindible para salvar vidas al hacer mejores diagnósticos que permiten recetar tratamientos impensables o hacer intervenciones quirúrgicas que parecen de ciencia ficción y que alargan la vida. Pero todo ello tiene un pequeño inconveniente: cuesta caro, carísimo y exige personal técnicamente muy preparado que, además, debe ser muy bien pagado; se acabó la época de la chopa convertida a ratos en pseudo-enfermera. ¿Como puede arreglarse esto? Hay medios y maneras, el tipo de hospital debe cambiar totalmente, las especializaciones, al agruparse pueden ser más económicas, la competencia entre los fabricantes deben abaratar los equipos, los médicos aprenderán a usar las diferentes tecnologías más eficientemente y naturalmente las comisiones, el robo descarado y la corrupción deben desaparecer sin excusa.

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