La seguridad social

La seguridad social

JOSÉ LOIS MALKUN
El doctor José Francisco Peña Gómez, influenciado en su formación profesional y política por el viejo continente, fue quizás el dominicano que mejor entendió la trascendencia de implementar un Sistema de Seguridad Social en el país. Por ello, si había un partido político que tenía la obligación de convertir en realidad esta vieja aspiración de su líder, ese era el PRD. Y todo comenzó el 9 de mayo del 2001, cuando la Ley 87-01 fue promulgada.

Como coordinador de la CERSS durante el 2000 y 2001, me correspondió con orgullo recorrer el último tramo de una carrera de relevo que había arrancado mucho tiempo atrás y donde destacados actores tuvieron un rol estelar.

¿Qué  aprendí  en más de un año de intenso  trabajo conciliatorio  para llevar a feliz  término  una  ley controversial?  Que teníamos a todos en contra.  Los empresarios, aterrorizados por los costos, argumentaban con cierta razón, que antes de iniciar el plan de pensiones había que resolver el problema de la cesantía, tema que se dejó en suspenso aún después de aprobarse la Ley. Con el seguro de salud ocurría lo mismo, ya que previamente tenían que desengancharse del IDSS para evitar la doble cotización.

Las clínicas privadas siempre estuvieron en contra por razones obvias, aunque la mitad de ellas deberían estar cerradas por malas prácticas médicas. La AMD,  estaba dubitativa. Por un lado, la mayoría de los médicos del sector público cuestionaban la ley porque tendrían que trabajar para recibir sus ingresos. Y por otro, unos pocos entendían que se abrían nuevas oportunidades para su gremio.

Sobre el IDSS, aunque su anterior director siempre apoyó el proyecto, su destino era desaparecer o convertirse en una ARS, por lo que a nadie en esa institución, éso le hacia la menor gracia. La SESPAS, siempre ha mantenido una total indiferencia con la seguridad social, porque de ser una realidad, su poder operativo se disminuiría al mínimo y su presupuesto también. Finalmente, los trabajadores, si bien eran los más beneficiados, no cedían casi en nada cuando se trataban temas  que afectaban sus  viejas  conquistas gremiales. La cesantía fue un ejemplo de éso.

El drama se complicó cuando los tres actores de la película tenían derecho a veto en el Consejo Nacional de Seguridad Social (gremios, patronos y Gobierno). Al inicio, todo era a paso de tortuga y hoy la tortuga apenas se mueve. Para añadirle sazón al ambiente, afloraron los conflictos entre los Superintendentes y la Gerencia General, lo cual se hizo público en reiteradas ocasiones.

El clímax de la crisis surge a raíz del intento de implementar el seguro familiar de salud y de aprobar el costo del plan básico. Por un lado, las clínicas privadas, junto  a  las  ARS, comienzan a bombardear  a  la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales, la cual ven debilitada por la falta de apoyo del Consejo. Por otro lado, los gremios acusan al Gobierno de violar los postulados de la ley y dejar fuera del sistema de pensiones a más de un millón de personas. También denuncian casos de  pensiones por enfermedad, que las aseguradoras se niegan a pagar. Para colmo, el actual Gobierno se muestra totalmente indiferente ante la crisis, porque la seguridad social no mueve tierra ni fue una de sus conquistas políticas y eso es suficiente para que la mejor iniciativa del mundo se tire a la basura.

Hace unos días surgió otro conflicto público entre el CONEP y la SISARIL, donde la primera señala  que las altas autoridades de la Seguridad Social no tienen facultad legal para actuar, ya que debieron ser ratificadas o sustituidas por el Consejo hace unos cuatro meses. Pero parece que esas designaciones a nadie le importan.

Otra desavenencia que aflora recurrentemente, es sobre la controversial y meladaganaría interpretación de la Ley que hacen ciertos sectores comprometidos, apoyados por la propia Superintendencia, los cuales argumentan que los fondos de pensiones no pueden depositarse en certificados del Banco Central. Yo y otros muchos, nunca lo interpretamos así, pero el Consejo se ha aferrado a esta posición, lo que ha implicado una gran pérdida financiera para el sistema de pensiones. Además, pregúntese usted mismo quién salvó del corralito los miles de millones de pesos acumulados por los fondos de pensiones. Pero esas son las ironías del destino.

Ahora bien, amigo lector, ¿cree usted que con este escenario, donde  evito hacer  público  otras  tantas barbaridades, puede el Sistema de Seguridad Social ser una realidad en el país? Definitivamente no. Y mientras la Seguridad Social compite con el Sector Eléctrico en cuanto al bla, bla, bla, la gente se sigue muriendo en masa por el caos y la inmoralidad que prevalece en el sistema de salud dominicano. Y ni hablar del sistema de pensiones si ocurre otro apagón financiero.

¿Única posible solución? Voluntad política. La seguridad social será una realidad cuando el poder político lo considere su más alta prioridad. Y no necesariamente hablo del PRD. Hablo de cualquier partido político que llegue al poder y se proponga asumir ese compromiso. Hablo también de este Gobierno si se produjera un milagro. Verán cómo desaparecen los conflictos en un santiamén y todo comienza a caminar rápido. Mientras tanto, parece que a nadie le importa a quién nombren en los cargos ejecutivos de la seguridad social. Total, todo seguirá igual o peor, porque la fiebre no está en la sábana.

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