La selección, un requisito insoslayable

La selección, un requisito insoslayable

Nos referimos con casos de memoria selectiva, a esas situaciones en las que alguien parece mostrar una excepcional capacidad para recordar información que refuerce su punto de vista, pero se muestra significativamente olvidadizo acerca de otras informaciones relacionadas con la primera pero que le resulten incómodas. Y es que la memoria funciona de manera compleja, ligada totalmente a lo emocional. Para lidiar con el dolor o aferrarnos a la dicha, nuestro cerebro crea laberintos y barreras adaptando la realidad a nuestro antojo. A este proceso, popularmente, lo conocemos como “la memoria selectiva”.
Pero esas situaciones muchas veces nos limitan, quizás sin darnos cuenta, a centrarnos en el problema específico. En los conflictos de pareja es común verlo, por eso es bueno que durante todo el diálogo provoquemos hablar del problema central y buscar la solución a las causas del mismo, porque si abrimos otras puertas luego serán difíciles de cerrarlas y estaremos perdiendo el foco de lo importante en ese momento. Es sabido que algunas personas tienen una memoria selectiva donde almacenan una serie de hechos y conflictos anteriores, que luego lo sacan en cara a la pareja pese a que no tiene nada que ver con lo que en ese momento se discute. Esto hace que las parejas muchas veces eviten conversar porque creen que cada vez que lo intenten saldrán hechos pasados.
Por tal razón, hablamos sobre esta memoria selectiva con sorna, dando a entender que es un signo de debilidad argumentativa o de que se sostiene una visión ilusoria sobre ciertos temas. Como si fuese algo excepcional, al margen del modo de pensar normativo, porque solo recordamos lo que de alguna manera es significativo para nosotros. Y en esto consiste la memoria selectiva, básicamente en hacer que el contenido de nuestros propios recuerdos esté ligado a aquellos valores, necesidades y motivaciones propias que definen nuestra manera de percibir las cosas, haciendo que algunos recuerdos pasen el filtro hacia la memoria a largo plazo y otras no lo hagan.
Sería interesante reflexionar sobre la investigación en la que se arrojó que, cuánto más tiempo intentemos olvidar un recuerdo, más difícil será recuperarlo. Por eso la memoria es selectiva, y esto lleva a que se recuerde mejor lo que tiene mayor significado para nosotros.
Sin embargo, escuché mencionar que los neuropsicólogos recomiendan que la memoria selectiva se practique y se trabaje de tal manera que, cuánto más ejercitemos una memoria específica, más habilidad tendremos para recuperar este tipo de recuerdos.

Aunque la memoria selectiva puede tendernos trampas que dificulten el proceso de resolución de un trauma, y que por eso hagan que sea más difícil superarlos, hay datos que indudablemente valen la pena aclarar: los psicólogos consideran que es una herramienta útil en la vida cotidiana.

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