LA SEMANA SANTA EN OCHO GRANDES OBRAS DE ARTE

LA SEMANA SANTA  EN OCHO GRANDES OBRAS DE ARTE

I04-19990524-MILAN, ITALY - A undated, recent handout photo showing the restored painting 'The last supper' by Leonardo da Vinci in Santa Maria delle Grazie cathedral, in Milan. The public will again have access to view the painting on Thursday, 27 May 1999 after 21 years of restoration works. Some art critics claim the painting has been damaged during restoration works. The painting shows from L-R Bartolomy, James minor, Andrew, Judas, Peter, John, CHRIST, Thomas, James major, Philip, Matthew, Thaddeus and Simon . EPA PHOTO ANSA/STAFF

 Semana Santa. Conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús

Más allá de la exaltación devocional propia de la imaginería barroca que cada Semana Santa inunda, paso a paso, las calles de las ciudades y pueblos, la historia del arte está plagada de grandes obras maestras que narran la última semana de la vida de Jesús -pasión, muerte y resurrección- desde un carácter más conceptual y evangélico, incluso pedagógico, reflejo de la institucionalidad de la Iglesia católica en todos los ámbitos de poder, especialmente entre los siglos XII y XVIII.

“La Última Cena”
A pesar de ser una de las pinturas murales más famosas del mundo, “La última cena” (1498) que Leonardo Da Vinci pintó para el refectorio del monasterio de Santa María delle Grazie de Milán (Italia) ha llegado en muy mal estado de conservación. Y es que Leonardo, en su afán de innovar, no utilizó como era habitual la técnica al fresco, sino una mezcla de temple y óleo, además de una sustancia a base de aceite y barniz, elementos que sobre una pared pobre de yeso provocaron muy pronto su deterioro.
Tampoco eligió Leonardo, como era costumbre en la época, el momento clave de la institución de la eucaristía, sino que representa a Jesús en el momento que dijo a sus discípulos: “En verdad os digo que uno de vosotros me traicionará”, una revelación que sorprendió a los apóstoles.
Estos, distribuidos en cuatro grupos de tres, interactúan entre sí con gestos y movimientos que dan ritmo y vida a la escena, dentro de un conjunto en donde todo converge en la figura central y serena de Jesús.

 

«El Cristo crucificado”
También conocido simplemente como “El Cristo” de Velázquez, la pintura al óleo sobre lienzo, “El Cristo crucificado” o “Cristo de San Plácido”, es la imagen devocional española más copiada y reproducida de todos los tiempos, quizás por esa sensación de reposo, de soledad y recogimiento frente al tormento; un dolor contenido que da paso a la calma, que sobrecoge más que cuando sus marcas externas se evidencian. Representa el mismo instante de la muerte de Cristo, sin hacer referencia alguna al espacio ni al tiempo. Solo un suave halo de luz mística lo envuelve… Otra vez se presenta a Jesús como luz que se impone sobre las tinieblas.

 

«Cristo de la cruz a cuestas”
El Museo del Prado, la gran pinacoteca de Madrid, posee dos obras de Tiziano que narran un momento del llamado viacrucis, en el que Simón Cireneo es obligado a ayudar a Jesús cuando cae exhausto camino del Calvario o Gólgota.

 

La Piedad”
“La Pietá (Piedad)” (1498-1499) del Vaticano, de Miguel Ángel Buonarroti, es una obra escultórica realizada en mármol que representa el momento en el que una jovencísima María, madre, soporta el terrible dolor de la muerte del hijo, a escala natural y visto desde el idealismo neoplatónico renacentista, donde la belleza se sobrepone al sufrimiento.

«El descendimiento de la cruz”
«El descendimiento de la cruz» (1435), obra maestra del pintor flamenco Rogier Van der Weyden, sería la sección central de un tríptico cuyos laterales no se conservan.
La obra recoge el momento del descendimiento del cuerpo de Cristo encuadrado por una composición de diez figuras de tamaño casi natural que parecen formar un grupo escultórico.

“El expolio”
“El expolio” de El Greco, pintado entre 1577-1579 para la sacristía de la catedral de Toledo (España), es un enorme óleo sobre lienzo cuyo tema no es muy habitual en la iconografía.
Muestra el momento en el que Cristo es despojado de sus ropas para ser crucificado.

«El Santo Entierro”

“El Santo Entierro” (1602-1604) de Caravaggio es una excepcional pintura en la que San Juan y Nicodemo sostienen con esfuerzo el cuerpo muerto de Jesús que ocupa el centro del lienzo.
Caravaggio se aleja de los modelos renacentistas al mostrar unos personajes rudos, abatidos y agachados, en una composición donde abundan los escorzos violentos: el de las manos gesticulantes de una de las tres Marías que, situadas atrás, mira al cielo agudizando el dramatismo, o el del propio cuerpo de Cristo.

«Transfiguración del Señor”
La obra del museo del Prado: «Transfiguración del Señor» (1520–1528) es una copia que Giovanni Francesco Penni hizo de la obra de Rafael (1517-20) del que era discípulo y colaborador y que se conserva en los Museos Vaticanos.

Considerado el último cuadro de Rafael, que dejó inacabado, está dividido en dos partes. La inferior recoge un episodio ajeno a la Resurrección, el fracaso de los apóstoles al intentar curar a un enfermo, lo que le permitió recorrer, con gran dramatismo, los distintos estados anímicos de los personajes.

 

 

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