La sierra es un orgullo nacional

La sierra es un orgullo nacional

Viajar por el espinazo de las estribaciones norte de la Cordillera Central, desde Jarabacoa, San José de las Matas hasta Monción, donde se conforma la Sierra, constituye abrir las puertas de las esperanzas para vislumbrar un mejor futuro nacional. Todo ocurre al observar sus condiciones naturales y a sus pobladores.
Los trabajos de conservación, que se realizan desde hace años por abnegados hombres de la sierra, profesionales, técnicos y simples obreros, vienen dando sus frutos. Avanzan los trabajos de conservación por el verdor de las laderas y el ganado paciendo en lotes de pastos excelentes. Se ha ido modificando el nivel de vida de la región, ya que es una zona donde la pobreza se ha reducido. Esto se observa en cualquier callejón mostrando hermosas casas campestres y las más humildes bien construidas. Existe un criterio más arraigado de la permanencia por los materiales utilizados en las edificaciones.
Las casaberas, donde se prepara el sabroso casabe serrano en las proximidades del cruce de la carretera de La Cuesta con la de Jánico, antes de llegar a San José de las Matas, atrae a los viajeros para disfrutar de un casabe elaborado en la presencia del viajante.
Es bueno observar que en cualquier día de trabajo de la semana no se ven las gentes pernoctando a la sombra de un árbol del parque de los pueblos de la Sierra, o sentado a la vera del camino sin nada que hacer. En la sierra existe un buen nivel de empleo. Tan solo en los sábados y domingos es frecuente ver más gentes en los sitios públicos, centros cerveceros o en los alrededores de sus vecindarios. Esto evidencia que la mayoría de los moradores está atendiendo sus labores habituales.
El Plan Sierra se puso en marcha durante las administraciones del doctor Balaguer. Fue en los finales de la década de los 70 del siglo pasado, ha dado sus frutos. Esto por la dedicación de sus promotores y celosos seguidores para que se cumplan las metas, permitiendo que comunidades rurales como Inoa, Pedregal o Los Montones sean hoy en día muy conocidos por los interesados en la conservación de bosques y terrenos para siembras y pastos.
Desde la escuela de Los Montones se imparten cursos valiosos para la gran cantidad de jóvenes de esa región, que con su interés y entusiasmo, van convirtiendo la región en un modelo de desarrollo muy singular. No existen los bolsones de pobreza crónica cuando se baja desde la Sierra, por la carretera de La Cuesta. Al llegar a Villa Bao y al Hato del Yaque cambia el panorama hacia una visión de mucha pobreza.
Los grandes embalses de las presas de la Sierra, Bao, Tavera y Monción habla a las claras del valor hídrico de la Sierra y del río Yaque del Norte y sus afluentes, que con el agua que desciende desde las estribaciones norte de la Cordillera Central, preñan sus cuencas con un agua que ha sido la vida de la región.
Son muchas las comunidades que se sirven del agua potable desde Moca, arropando a Santiago hasta Monte Cristi. Es un agua que desciende desde la Sierra y nutre los canales de riego que en la llanura del Yaque del Norte irrigan miles de tareas que son aprovechadas para el desarrollo agrícola, para acueductos y producción de energía eléctrica.
San José de Las Matas, Sajoma como se le conoce en el Cibao, es un modelo de población serrana que debería ser imitado por otras similares. La limpieza de sus calles por el excelente sistema de recolección y disposición de la basura habla muy bien del espíritu cívico de sus moradores que junto con el excelente clima permite generar una atracción que arraiga a sus habitantes. También a muchos de sus visitantes que vienen a disfrutar de la naturaleza y de la hospitalidad de la Sierra.
San José de las Matas tiene otra distinción. La primera planta de producción de energía hidroeléctrica fue inaugurada en 1944 en el río Inoa para cubrir la demanda de la población. Eso fue mucho antes que se construyera la presa de Jimenoa y su turbina que tiene producción eléctrica de 8,400 kilos en 1950. La turbina de Inoa de 250 kilos le daba energía suficiente a la población de Sajoma y se consideró como el primer acto para celebrar el centenario de la Independencia en 1944.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas