La sinceridad de Danilo Medina

La sinceridad de Danilo Medina

El presidente Danilo Medina ha insistido que la reforma fiscal es un trago amargo, pero necesario, y puso a Dios como testigo de que en principio exploró otras opciones, incluyendo la reducción del gasto público.

 Danilo ha dado ahora connotaciones elocuentes de que es un líder político sincero, responsable y prudente, que está atrapado por una encrucijada económica muy difícil, la que tiene que enfrentar con decisión y coraje para evitar males peores.

La crisis de España constituye un espejo de lo que pudiera devenir si nuestro país no adopta con tiempo las medidas de ajustes y de fortalecimiento de las finanzas públicas. Esto no es un juego de niño, como afirmara con manifiesta propiedad el mandatario dominicano.

Al margen de las conveniencias políticas y de la agitación social que algunos grupos amenazan y anarbolan, debía estar la paz y el interés de la nación, en aras de preservar el clima de confianza y estabilidad que ha permitido el desarrollo del turismo, las zonas francas y otras inversiones en el sector privado. Por su sinceridad y buena fe, el presidente Medina merece la comprensión de toda la sociedad dominicana ante su propuesta de reforma fiscal, a fin de canalizar los recursos económicos para enfrentar la crisis, cumplir con el 4% a la educación y comenzar a ejecutar sus promesas de campaña.

 Sería un acto antipatriótico colocarle a Danilo una especie de camisa de fuerza, en un callejón si salida o situarlo entre la espada y la pared con el mezquino propósito de hacer colapsar su incipiente gobierno, que es lo mismo que propiciar la quiebra del país. El Consejo Económico y Social, que preside Agripino Núñez Collado, tiene que actuar con la cordura, sensatez y el equilibrio que mandan las circunstancias. La sinceridad del Presidente, su comportamiento sencillo y austero y su propósito de trabajar por el bien de la República merecen apoyo y la compresión del pueblo.

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