Con entusiasmo renovado y un espíritu pletórico de pasión, José Antonio Molina dirige la renovada Orquesta Sinfónica Nacional, que presentó credenciales en un magnífico concierto ofrecido en la recién denominada Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito.
El relanzamiento de la orquesta contó con la asistencia del presidente Leonel Fernández. Luego de escucharse las notas del Himno Nacional, a manera de salutación y exaltación, el programa da inicio con la Fanfarria Novi Temporis, del maestro José Antonio Molina. El carácter refulgente de la obra, que inician los metales, con un magnífico toque de trompeta Víctor Mitrov- es un exordio brillante y envolvente, apropiado para dar inicio no solo al concierto, sino a una nueva etapa que emprende nuestra Orquesta Sinfónica Nacional.
El conocido concierto No.1 de Piotr I. Tchaikovski, ofrece un universo de posibilidades para las hazañas técnicas, que el pianista invitado Jorge Luis Prats aprovecha para su lucimiento en un alarde de virtuosismo. Sin embargo, más allá de lo espectacular, Prats asume la música en toda su intensidad, desde los primeros acordes, la limpieza en la ejecución va acompañada de una sentida emoción que se decanta en los pianísimos, y emociona. El famoso tema inicial, grandilocuente, exacerba al espectador, propicia la comunicación y da paso a la excelencia del ejecutante.
El programa cierra con la Sinfonía No.1 de Jean Sibelius. Todo un mundo de fantásticas imágenes sonoras y de sentimientos, son expresados en esta magnífica obra; el amor a la naturaleza, el paisaje de Finlandia esta presente, pero más allá, en esta sinfonía expresa Sibelius la lucha entre las tinieblas y la luz, todo es trasmitido de forma fácil, asimilable, en una mezcla de pasión y folklore. La orquesta respondió con brillantez, a los requerimientos del director.
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El presidente
Al acto, que inició a las 9:00 de la noche y concluyó a las 11:05, el jefe de Estado asistió acompañado de su esposa, la primera dama, Margarita Cedeño de Fernández.