La SIP advierte del peligro de la ley de agentes extranjeros de El Salvador

La SIP advierte del peligro de la ley de agentes extranjeros de El Salvador

Miami,. La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) advirtió este viernes de los efectos negativos para las libertades de expresión y de prensa que tendría la aprobación de la llamada “ley de agentes extranjeros” en El Salvador. Jorge Canahuati, presidente de la SIP, y Carlos Jornet, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información, expresaron que la propuesta del presidente salvadoreño, Nayib Bukele, “imita y profundiza” una ley que el gobierno de Nicaragua “utiliza para amordazar a las voces críticas e independientes».

Canahuati, presidente del grupo OPSA, de Honduras, y Jornet, director periodístico de La Voz del Interior, de Argentina, dijeron que “se trata de una severa limitación para el funcionamiento de medios críticos al gobierno y de organizaciones que respaldan temas sociales y de derechos humanos que dependen del respaldo internacional para cumplir su labor».

Presentada al poder legislativo en abril pasado a iniciativa del presidente Bukele, la ley establece un impuesto adicional del 40 % a otras obligaciones fiscales para cada transacción financiera que las organizaciones y medios reciban del extranjero.


Especialmente, pone en el blanco a aquellas instituciones que transmiten “cualquier material informativo físico, electrónico o digital».

La SIP dijo que los argumentos de la iniciativa se basan en principios de “no injerencia” y “soberanía nacional”, “una forma que los gobiernos utilizan para amordazar a medios críticos y organizaciones defensoras de los derechos humanos que reciben donaciones y aportes desde el extranjero».


Al respecto, y citando a Nicaragua, México y Venezuela, entre otros países, la SIP alertó este año sobre “el resurgimiento de la tendencia a crear leyes y/o desacreditar la credibilidad de las organizaciones que defienden y promueven los derechos humanos, con el ánimo de limitar sus operaciones y actividades».

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos estableció que “los Estados deben abstenerse de restringir los medios de financiación de las organizaciones de derechos humanos y deben además permitir y facilitar el acceso de las organizaciones de derechos humanos a fondos extranjeros en el marco de la cooperación internacional, en condiciones de transparencia».

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