La soberbia y la razón

La soberbia y la razón

Claudia Rita Abreu

Ha de ser muy complejo lidiar con la razón cuando se viene por largo tiempo con una carga de soberbia muy grande, sentimiento que el odio sabe aprovechar muy bien, alimentándolo para conseguir resultados en base a populismo, que incita a la irracionalidad hasta de aquellas personas con una buena educación.

No es fácil lidiar con la diversidad de ideas y de comportamientos de un colectivo. Eso es así, porque cada vez menos, podemos conseguir un espacio de pensamiento homogéneo que aliviane el camino del ejercicio político en base a causas verdaderamente nobles, sin embargo, cuando las cosas se extreman, es que sale a flote la capacidad de deterioro moral que tienen algunas personas.

Es preciso señalar que todo ser humano se encuentra, desde su nacimiento, en un proceso evolutivo, donde, el aprendizaje, la experiencia y el contacto con otros y sus realidades, le influye en la concepción de sus ideas sobre lo correcto o no, y por supuesto, dicho proceso evolutivo no se desarrolla de la misma manera en todas las personas, por lo cual, “clasificar” es una acción natural que aprendemos a hacer desde pequeños con los objetos, la comida y por supuesto, con la gente. Por tales motivos nos indignamos más cuando un religioso es pedófilo o cuando un padre viola a su hija, que cuando se trata de personas que se suponen no profesan una idea contraria ni un vínculo afectivo con su víctima.

He dicho en otras ocasiones que en las causas sociales vividas recientemente, valía más quién la encabezaba, que la lucha en sí, incluso, quienes lo hacían miraban con recelo y se sentían con la capacidad de selección de aquellos/as que podían o no entrar en “su causa” supuestamente colectiva. ¿Y ahora qué? Hablemos de logros reales: El 4% mal manejado, la corrupción clasificada en cual es buena y cual es mala, y los derechos de las mujeres en retroceso.

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Hoy vemos, a propósito de la rendición de cuentas del Presidente Abinader el pasado 27 de febrero, personas en su momento clasificadas por crearse un aura de respeto social elevada, gente que además, sabe muy bien que este Gobierno tienen grandes incompetencias y que los ha engañado en su compromiso con las reivindicaciones por las cuales supuestamente lucharon por largos años, embarcarse en su propio deterioro conceptual, ya sea por razones materiales o por ese sentimiento soberbio de no aceptar haber sido usado deliberadamente.

Mientras otros, se les importa muy poco cómo lo califiquen porque ya tienen lo que querían; el poder para tenerlo, no el poder para realizar los cambios que entendían necesarios en función a una mejor nación, porque en sus hechos desdicen descaradamente sus discursos anteriores.

Es una pena que el feminismo dominicano, cuyo origen y fin es noble y justo, queda ante este escenario, injustamente descalificado por la sociedad, gracias a haber sido usado de vía para el fomento del odio que difundió el PRM en el país. El resultado es que estamos sin causales, sin justa representación en los puestos de poder y se promulga una Ley Electoral que nos quita oportunidades de representación. IN YOUR FACE!

Y volviendo a lo que decía del ser humano en su proceso evolutivo, seamos razonables: ¿Ha sido igual después del ¡Bum! del movimiento #MeToo (#YoTambién) el trato respecto al tema de la mujer, el acoso y la discriminación? Ese hito histórico nos ha hecho crecer y profundizar nuestras sensibilidades, por lo cual, queda hoy aún más evidente lo poco que representan respecto a las mujeres en este gobierno que tampoco no cumple las expectativas de la época ni promesas de su campaña.

El país hoy no es ni más productivo, ni más inclusivo, ni más avanzado, ni más seguro, ni más educado, todo lo contrario. Estamos sometidos a las incoherencias de los actores del Estado, las mentiras del Gobierno y la irracionalidad de un grupo de “civiles”, gracias a su soberbia.

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