La sociedad criminalizada

La sociedad criminalizada

La nueva sociedad globalizada tiene trastornados todos los valores que hicieron grande a los pueblos, y a varios de ellos, los convirtieron en un momento dado de la historia universal en dirigentes de naciones, y bajo sus liderazgos, se modernizaron; luego fueron saqueadas y explotadas por los imperios, que a través de los siglos, se han aprovechado de los recursos del planeta.

La nueva sociedad ha modificado todos los valores, en donde el concepto de familia, ha ido diluyéndose con los nuevos valores y patrones de conducta, en que los matrimonios tradicionales se van convirtiendo en cosa del pasado, cuando el porcentaje de matrimonios civiles o religiosos que perduran ha descendido a menos de un 50%.

En los primeros nueve años del siglo XXI, los seres humanos han adoptado nuevos modelos de conducta, primando en todo que cada quien debe desarrollar al prójimo, con tal de lograr sus medios para vivir bien y ostentosamente, no importando el origen de los recursos que se obtengan para lograrlo.

En diversas empresas, en cada nivel de sus ejecutivos, por lo general hijos o parientes de los dueños originales de empresas levantadas con tesón, exhiben un poderío económico y un nivel de arrogancia, derroche y lujos, donde muchas veces el origen de los recursos va mezclado con una combinación de producción empresarial, pero al mismo tiempo con negocios colaterales que originan abundantes recursos. Es un lavado bien disimulado, permitiendo usar de tapadera a empresas otrora símbolos de seriedad y modelo de gestión empresarial transparente.

El auge del trasiego de drogas hacia los mercados de gigantesco consumo, como son los Estados Unidos y la Unión Europea, ha llevado a muchos sectores a involucrarse en una actividad que ya ni siquiera se considera repulsiva y permite a sus protagonistas hasta ser parte de una sociedad, que antes puritana, ahora disfruta de la compañía de gentes que en su afán de lucro han manchado a muchos sectores tradicionales.

La sociedad de estos primeros nueve años del siglo XXI se ha criminalizado de forma tal que se han perdido todos sus valores y las primeras víctimas ha sido lo que era el núcleo esencial de la sociedad, como lo fue la familia. Los viejos valores morales se han esfumado ante el empuje de lo que persiguen las nuevas generaciones para alcanzar el éxito en la forma de riquezas que le permiten vivir ampulosamente.

La criminalización de la sociedad viene acelerada por la conjunción de las ambiciones de los políticos, aspirando a competir y codearse con los sectores empresariales de la opulenta nacional, así como con los grupos organizados del negocio de las drogas, que en países como México ha arropado a toda la sociedad, con el acribillamiento de los opositores y comprando impunemente a las autoridades integrantes de una clase política corrupta.

Y los dominicanos están a los umbrales de una sociedad criminalizada, cuando el índice elevado de delincuencia y el compartir con los narcotraficantes y políticos corruptos no provoca ningún pudor y son felices cuando algún miembro de esa claque invita a sus mansiones de los resorts o a disfrutar de una buena comida en un restaurant de lujo.

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