La sociedad dominicana

La sociedad dominicana

JOSÉ MIGUEL CARRIÓN
Los dominicanos hemos perdido nuestra capacidad de asombro. Nos hemos vuelto insensibles e indiferentes. Al parecer estamos acostumbrados a los escándalos, a los sensacionalismos en los medios de comunicación.

Nada nos sorprende, ni siquiera una noticia que en otros tiempos escandalizara a la sociedad dominicana.

Vemos como algo «normal» los robos, atracos y asaltos cometidos por oficiales (incluidos superiores), clases y alistados de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. Nos hemos endurecido como ciudadanos, pero también como pueblo.

No nos causa asombro que ya a los 14 años de edad una niña haya tenido  dos maridos, como tampoco nos sorprende que un maldito, en su despecho, le cercene las dos manos a la madre de su hijo, que por cierto, su principal aspiración es llegar a ser hombre para comprar una pistola y matar a su progenitor. Nada nos provoca horror.

Nadie reacciona cuando un precandidato, a la posición que sea, obtiene su nominación a papeletazos limpios ni nos sonrojamos cuando un candidato a regidor o diputado revela, con el mayor tupé, que invirtió entre seis y diez millones de pesos para promover sus aspiraciones.

Nos mantenemos impávidos ante la noticia de que en las últimas semanas Hogares Crea ha recibido como internos a más de cien niños, con edades entre los 8 y 14 años, por problemas de adicción a las drogas. Esos son los niños de hoy que darán continuidad a los hombres del mañana. ¡Qué vaina!.

Nadie se sonroja ante la información de que nuestras maternidades están repletas de niñas pariendo niños (as), para no buscarse problemas con las feministas.

Repito, hemos perdido la capacidad de asombro, pero también hemos perdido la sensibilidad, una de las principales características del pueblo dominicano, y eso es grave, porque una sociedad que quiera avanzar hacia el futuro con buenos ciudadanos no puede ni debe ser insensible.

La sensibilidad debe ser el sello característico de toda nación interesada en forjar al hombre y a la mujer del futuro. La falta de este hermoso sentimiento nos lleva a actuar irracionalmente y a cometer las más abyectas acciones.

Cambiemos.

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