No importa de que partido o tendencia sea usted, o que simpatías tenga, lo que si es importante para la sociedad en su conjunto, es que el PRD como fuerza política se consolide y haga su papel de soporte y equilibrio de la democracia y la institucionalidad, amén de que los demás grupos políticos y sociales lo hagan, pero el peso de una organización fuerte y con tanta historia acumulada,  sobre todo con el sentimiento popular que representa, se hace urgente por muchas razones.

Comenzando por su propia gente que lucen cansadas de tantas diatribas y enfrentamientos.

Ellos necesitan un respiro ya que si no fue posible durante todo el año 2012 incluyendo el período navideño, por lo menos que el año 2013 se inicie con signos esperanzadores. Que les ofrezcan luces  señalando el camino a seguir.

Que rescaten su gente de la desesperanza. Que les brinden  mensajes positivos de inicio de año.

También lo necesita el Gobierno, tanto para mantener el equilibrio en su ejercicio gubernamental como  para sus asuntos internos como partido en el poder, pues existe tácitamente una interrelación directa y estrecha entre uno y el otro, pues lo que ocurra en el PRD repercute en el PLD,  y lo que ocurre en el PLD y el Gobierno repercute en el PRD, aunque usted no lo crea o no perciba, pero así es.

Pero sobre todo lo requiere la sociedad, no solo porque el PRD es la más vieja organización política con que contamos, a pesar de todos los tropiezos que ha tenido en su  largo camino,  sino porque es la única organización política que en estos momentos tiene las posibilidades de ejercer las funciones de oposición, de contrapeso y de modulador de cuantas cosas realice el gobierno.

El PRD es la organización que más puede contribuir a que las medidas gubernamentales sean sometidas a un cedazo y contribuir a que sus efectos sean lo más positivo posible, o lo menos perjudiciales, como debe ser el papel de un partido opositor con responsabilidad y con vocación a gobernar.

Sus conflictos fundamentales se producen por las aspiraciones presidenciales, pero como no hay elecciones por ahora,  muy bien pueden enfocar todos sus esfuerzos en resolver lo de la dirección partidaria. 

El PRD debería  separar el tema de la dirección del partido de las aspiraciones presidenciales para hacer más fácil  la solución de sus conflictos y establecer la figura de los “Dirigentes Partidarios” cuyo papel sea exclusivamente dirigir y organizar con criterios independientes, sin poder aspirar a cargos electivos durante su ejercicio ni en el próximo, de lo contrario, continuarán agotándose en el esfuerzo.

Como los problemas del PRD solo  pueden resolverlos ellos mismos, deberían recordar que en medio del bosque normalmente se hace  difícil ver la claridad, y aún con las soluciones a corta distancia, la espesura pudiera no dejarlos ver. 

Ojalá que los rayos de luz del 2013 logren penetrar e iluminarles el sendero.